“Llevar vino a tantas familias, parejas y personas que están sedientas de alegría”
Entrada:
La intercesión de María, la madre del Señor, adelanta la “hora” de Jesús, la realización del milagro. En el cuarto evangelista, María es mencionada al principio y al fin: en Caná y al pie de la cruz. Dos momentos glorificación de Jesús: el primero y el último. La maternidad divina de María es la explicación cumplida de su vida y misión; es su razón de ser, su condicionamiento previo y posterior: concepción inmaculada y asunción gloriosa, pasando por su virginidad y su participación en los episodios de la infancia, vida apostólica, pasión, muerte y resurrección de Jesús, así como en la prolongación de éste en la vida de la Iglesia por el Espíritu. Empecemos esta celebración cantando, de pie, por favor.
Primera lectura: Isaías 62, 1-5 (El marido se alegrará con su esposa)
En esta primera lectura escucharemos, del profeta Isaías, un gozoso anuncio de la salvación de Dios. De la misma manera que, una pareja de enamorados, se aman y están alegres por tenerse el uno al otro, así Dios ama a su pueblo. Presten mucha atención, por favor.
Segunda lectura: I Corintios 12, 4-11 (Un mismo y único Espíritu reparte los carismas)
Durante algunos domingos, hasta la Cuaresma, estaremos leyendo en la segunda lecturas trozos de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios, donde Pablo nos presenta aspectos básicos de lo que es ser cristiano y de lo que es la comunidad. Hoy nos hablará de la diversidad de dones y carismas que hemos recibido y que provienen de un solo Espíritu. Escuchemos.
Tercera lectura: Juan 2, 1-12 (En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos)
La escena evangélica de hoy se sitúa en una boda celebrada en Caná de Galilea. Según san Juan, el milagro de las bodas de Caná es el primero de los que realizó Jesús. “Así manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en Él”. Ésta es la intención primera y última del relato. Continuamos así las “manifestaciones” de Jesús como mesías e hijo de Dios: Epifanía, Bautismo, y hoy Caná. Escucharemos esta buena noticia, pero antes, entonemos el Aleluya, de pie, por favor.
Oración Universal:
- Por la Iglesia; para que atienda solícita a las necesidades de todos y preste su voz suplicante a los que pueden hablar, roguemos al Señor.
- Por la unión de las iglesias; para que los sarmientos separados sean injertados en al vid que es Cristo, roguemos al Señor.
- Por los enfermos y todos los que sufren; para que el vino del amor fraterno endulce su amargura y mitigue su dolor, roguemos al Señor.
- por los esposos; para que no se vuelva agrio el vino de su amo, roguemos al Señor.
- Por los jóvenes, especialmente los de nuestra comunidad y parroquia; para que sepan responder a la llamada del Señor a la vida religiosa y sacerdotal, roguemos al Señor.
- Por nosotros, invitados a la mesa del Señor; para que sepamos ofrecer a todos el vino del consuelo y la alegría, roguemos al Señor.
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