ENTRADA
Bienvenidos hermanos a la Eucaristía, a la fiesta del amor.
La Palabra de Dios, hoy, es buena noticia para todos. El Señor viene a rescatar y a salvar, no a unos pocos, sino a todos. Esta es la buena noticia que nosotros tenemos que anunciar a todos con la palabra y con la vida.
¿Qué pasaría si nos creyéramos de verdad esta buena noticia? Todos cambiaríamos. Dios sólo promete lo que puede dar: su salvación. Celebremos con alegría la Eucaristía.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Baruc invita a sus contemporáneos a alegrarse con la Palabra del Santo porque en ella van a encontrar perdón, reconciliación y salvación.
Para nosotros, ahora es el tiempo propicio para sacudirnos el egoísmo y revestirnos de compasión, amabilidad y justicia. Preparar la Navidad es descifrar a la luz de la Palabra de Dios su voluntad y su amor.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
El día del Señor llegó en y con la persona de Cristo. Ahora esperamos su segunda venida, el día del Señor. Pablo nos exhorta a llevar una vida sin mancha para que la obra que Dios ha comenzado en nosotros llegue a su plenitud.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios
MONICIÓN AL EVANGELIO
Juan nos grita un mensaje siempre nuevo y necesario. Preparen un camino al Señor, no en el desierto, no en la ciudad, preparen un camino en el corazón. Acepten siempre un bautismo de arrepentimiento y conversión y verán la salvación de Dios.
Escuchemos la proclamación del Evangelio.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Dios es la esperanza de la Iglesia. Oremos por los bautizados cansados en su lucha por vivir la vida cristiana.
Dios allana las montañas. Oremos por los desanimados ante las dificultades de la vida, los problemas de los hijos, las infidelidades matrimoniales.
Dios hará justicia a los que lo buscan. Oremos por los gobernantes para que construyan sociedades justas y por los que sufren la injusticia.
Dios llevará a cabo el trabajo iniciado en sus hijos. Oremos por todos nosotros para que sigamos creciendo cristiana y espiritualmente.
Dios es el Dios de la vida. Oremos por los difuntos de nuestras familias y de la comunidad y (nombres…) para que vivan la felicidad de la salvación en el Reino.
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