Monición de entrada
Queridos hermanos, estamos hoy en el segundo domingo de Adviento -todavía en la «etapa escatológica» del tiempo de Adviento, de cara al futuro último- con la mirada puesta en la venida gloriosa de Cristo al final de la historia.
Hoy se nos invita a la alegría por Jesús, a quien esperamos, y a preparar los caminos del alma para recibirle. En esa esperanza, comencemos esta celebración eucarística cantando juntos… de pie.
Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
Dispongámonos ahora a escuchar la Palabra de Dios que hoy nos invita a preparar el camino del Señor. La palabra de los profetas quiere levantar al pueblo de su postración anunciándole que Dios está a punto de cambiar su suerte. Baruc y Juan Bautista tratan de concienciar a sus oyentes para que preparen el camino al Señor retirando de él todo obstáculo e impedimento.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Ba 5, 1-9)
Baruc, el que fuera secretario y hombre de confianza del profeta Jeremías, en la época del destierro en Babilonia, es a quien se atribuye el texto que vamos a escuchar ahora, en el que se recogen los dolores y esperanzas de los deportados y anuncia un mensaje de consolación.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Baruc 5, 1-9
Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te da, envuélvete en el manto de la justicia de Dios y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos viven bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad».
Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente a occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios.
Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados y a las colinas encumbradas, ha mandado llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con seguridad, guiado por la gloria de Dios.
Ha mandado al boscaje y a los árboles aromáticos hacer sombra a Israel.
Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Sal 125)
El salmo 125 prolonga el mensaje de espera gozosa, en consonancia con la primera lectura. Nosotros nos unimos a esa alegría diciendo juntos:
Salmo responsorial: Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5.
Monición a la segunda lectura (Flp 1, 4-6. 8-11)
Pablo expresa su alegría y su orgullo por lo bien que van las cosas en Filipos, por el buen ejemplo que dan a las demás comunidades y les envía algunas recomendaciones. Escuchemos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 4-6. 8-11
Hermanos:
Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría.
Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
Ésta es mi convicción: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús.
Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús.
Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.
Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Lc 3, 1-6)
En nuestro tiempo de espera por la llegada del Mesías, Lucas nos relata las actividades de Juan y nos invita a preparar el camino al Señor..
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 1-6
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Una voz grita en el desierto:
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Hermanos, confortados con el anuncio de la venida del Salvador, presentemos confiadamente al Padre nuestras oraciones diciendo todos: Visita a tu pueblo, Señor.
- Por la Iglesia y sus pastores, llamados a preparar el camino al Señor, para que anuncien con valentía la conversión y todos puedan ver la salvación de Dios. Oremos.
- Por los que dirigen los destinos de los pueblos, especialmente por los de nuestro país, para que promuevan el desarrollo de toda nuestra nación, presagio de la nueva tierra en la que habitará la justicia y el derecho. Oremos.
- Por los que sufren, para que en el desierto de su desolación escuchen la voz que grita la venida de la salvación. Oremos.
- Por nuestra comunidad parroquial, para que comprenda que la verdadera conversión consiste en practicar la justicia, promover la paz y salir al encuentro del necesitado. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
«El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres», hemos cantado con el salmista. Ahora respondamos a Dios, presentando nuestras ofrendas de pan y vino, y, junto a ellas, nuestros caminos, para que Dios nos ayuda a enderezarlos.
Comunión
«Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos» nos ha dicho el Evangelio de hoy. Aquellos que tengan preparado su corazón, acérquense a recibirle en la Santa Comunión.
Final
En nuestro proceso de preparación para la Navidad y para la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos, hoy llevamos la misión de allanar los caminos, enderezar los senderos. Traducida como conversión, nuestra tarea es dar signos de cambio en nuestra vida, notorios para las personas con quienes vamos a interactuar esta semana.
Feliz retorno a casa. Les esperamos el próximo domingo.
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