“Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor… Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza”.
Jeremías usa una forma popular de confrontar los valores y los contravalores (Jer 17,5-8).
Quien se apoya en alianzas y compromisos humanos o en los mensajes de la publicidad es como un cardo del desierto, arrancado y arrastrado por el viento. Quien se apoya en Dios será como un árbol plantado junto a las aguas, que conserva su verdor y siempre dará frutos.
Con el salmo responsorial nosotros nos hacemos eco de esta profecía y proclamamos: “Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor” (Sal 1,1). Es muy importante que ya el primero de los salmos comience con esta bienaventuranza.
LA ÚLTIMA VERDAD DEL HOMBRE
Las bienaventuranzas proclamadas por Jesús son toda una revelación del misterio de Dios. Son además una manifestación del espíritu mismo de Jesús. Y son una proclamación de lo que constituye la última verdad del ser humano.
El evangelio según san Mateo sitúa el pregón de las bienaventuranzas de Jesús en el contexto del “Sermón de la Montaña”. El evangelio según san Lucas que hoy se proclama las coloca en el ambiente del “Sermón del llano” (Lc 6,17.20-26). En este caso, como en el oráculo del profeta Jeremías, se contraponen las actitudes morales.
Son bienaventurados y dichosos los pobres, los que tienen hambre, los que lloran y los que son odiados y proscritos por causa del Hijo del hombre. Evidentemente, no se trata de proponer la moral de los esclavos ni de glorificar el dolor y el fracaso.
Hay dos claves para comprender estas frases tan impopulares. Por una parte, Jesús declara que en esas actitudes se cifra la verdadera alegría, que no coincide con la satisfacción inmediata. Además, establece un salto entre el ahora y la recompensa futura ante Dios.
LA SUERTE DE LOS PROFETAS
Frente a las ocho bienaventuranzas que recoge el evangelio de Mateo, el evangelio de Lucas presenta solamente cuatro. Pero recoge también otras cuatro malaventuranzas, que recuerdan los “ayes” o maldiciones que se encuentran en el libro de Isaías (Is 5,8-24).
• ¡Ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!” Los queahora están saciados un día tendrán hambre. Los que ahora ríen un dia llorarán. Jesús se lamenta por los que reciben alabanzas de todo el mundo. Es importante esa contraposición entre el ahora del presente y un día que se sitúa en el futuro, entre lo temporal y lo eterno.
• Tanto las bienaventuranzas como las malaventuranzas coinciden en una motivación importante, que es la diferente suerte que los profetas corrieron a lo largo de la historia. Los que en verdad hablaban en nombre de Dios fueron insultados y perseguidos. Los falsos profetas, que difundían solo aquello que las gentes querían escuchar, no merecen compasión.
- Señor Jesús, estas manifestaciones tuyas provocan el escándalo y el rechazo de nuestra sociedad. Pero reconocemos la verdad de tu palabra y su coherencia con el espíritu que te movía. Ayúdanos a ajustar nuestra vida a tu mensaje y a ser testigos creyentes y creibles de la verdad de lo humano que tú nos has revelado. Amén.
LOS PROFETAS
“Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas”
(Lc 6,23)
1. ¿Hemos comprendido que los profetas no solo anuncian el futuro, sino que exhortan a su pueblo a ver la voluntad de Dios en el presente?
2. Los verdaderos profetas promueven y valoran la austeridad y la mansedumbre. ¿En qué se caracterizan los falsos profetas?
3. ¿Jesús presenta como criterio de discernimiento el comportamiento de las gentes con los profetas. ¿Qué nos sugiere esa advertencia?
4. ¿Por qué son despreciados, acusados y perseguidos los verdaderos profetas, los de antes y los de ahora?
5. ¿Y por qué son valorados y ensalzados en nuestro tiempo los que Jesús calificaría como los falsos profetas?
6. ¿Qué puesto ocupan las bienaventuranzas de Jesús en nuestra educación, tanto en la familia, como en la escuela o en la parroquia?
7. ¿Y yo hago alguna vez el examen de mi conciencia, siguiendo el esquema de las bienaventuranzas proclamadas por Jesús?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario