Curación de un tratamudo sordo - Marcos 7, 31-37
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. El, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: -Effetá (esto es, "ábrete"). Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. El les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: -Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
Explicación
En tiempos de Jesús creían que cuando alguien padecía enfermedad o tenía algún defecto físico era porque un demonio o espíritu malo estaba dentro de él. Y a Jesús, que combatía toda forma de mal, le traen un señor sordo y tartamudo. Levantó la mirada al cielo para contar con la ayuda de su Padre Dios, y abrió los oídos del hombre para que pudiera escuchar, y le soltó la traba de la lengua, para que pudiera expresarse bien. El enfermo se curó gracias a la intervención de Jesús.
Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano ( descargar la imagen )
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
VIGÉSIMOTERCER DOMINGO ORDINARIO – CICLO “B” – (MARCOS 7, 31-37)
NARRADOR: En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis.
SEGUIDORES: Señor, ven… Aquí hay una persona sorda que apenas puede hablar y quiere estar contigo para que le impongas las manos.
NARRADOR: Jesús, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
JESÚS: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
NARRADOR: Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.
JESÚS: No se lo digáis a nadie.
NARRADOR: Pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían:
SEGUIDORES: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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