PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Después del tiempo pascual, reemprendemos hoy el camino de los domingos durante el año. Y cuando celebramos el domingo, celebramos aquello que está en el centro de nuestra fe: la presencia entre nosotros, entre la Iglesia, de Jesús Resucitado. Y en estos domingos centraremos de manera especial nuestra atención, en la lectura del Evangelio de san Marcos, que nos irá presentando, de una manera ordenada, los principales hechos de la vida de Jesús.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
Hoy e Señor nos muestra la lucha permanente de toda la historia de salvación: la descendencia de la serpiente y la de la mujer, lucha en la que triunfa Cristo, por su muerte y resurrección. Y Él, expulsando los demonios, manifiesta su poder sobre ellos. Pero esta lucha se continúa también hoy: es nuestra lucha, en la que, con la ayuda del mismo Cristo, ya que su poder es infinitamente superior al del pecado, podemos triunfar sobre su tentación, que es el mismo demonio.
1ª. LECTURA: (Gn 3, 9-15) (Ver texto)
Este texto, muy conocido, constituye a la vez, el análisis psicológico y religioso de todo lo que, a partir de allí, será tentación, pero también victoria de Dios, a la que se verá asociada el hombre.
SALMO RESP.: (129, 1-8) (Ver texto)
R. En el Señor se encuentra la misericordia.
2ª. LECTURA: (2 Co 4, 13–5, 1) (Ver texto)
San Pablo nos comunica su experiencia personal: en medio de sus sufrimientos y de sus luchas, Cristo es quien verdaderamente lo sostiene.
EVANGELIO: (Mc 3, 20-35) (Ver texto)
En este relato del santo Evangelio, vemos el combate y la derrota de Satán; y en él, la certeza que en esta lucha, hoy la Iglesia no libra un combate imposible: sabe que tiene a Cristo consigo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Y ahora, queridos hermanos, en la certeza que Dios nos ama y conscientes que todo lo que le pedimos Él lo escucha, presentémosle nuestras necesidades y las de nuestros hermanos.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"POR CRISTO, ESCÚCHANOS SEÑOR"
v Por la Santa Iglesia, para que todos los que la formamos, viviendo en intimidad con Cristo y cumpliendo siempre tu voluntad, recibamos permanentemente la gracia para vencer en la tentación, oremos...
v Por nuestro obispo y todos los que cuidan de este pueblo tuyo, para que guiados por ellos podamos formar una Iglesia diocesana que viva permanentemente la fidelidad al mensaje de salvación, oremos...
v Por nuestra patria, para que seamos capaces de una verdadera conversión de nuestros corazones, y así Dios vuelva a ser el fundamento de nuestra vida y de nuestra moral , oremos...
v Por todos los que sufren, para que el dolor y la necesidad de nuestros hermanos no nos sean indiferentes y tengamos siempre el gesto y la palabra oportuna frente a quien se siente explotado y deprimido, oremos…
v Por toda nuestra comunidad, para que ante toda tentación de pecado, busquemos la ayuda de tu Hijo, conscientes que su poder es infinitamente superior y es el único que puede salvarnos, oremos...
CELEBRANTE:
Dios rico en misericordia, que con la muerte y resurrección de tu Hijo has derrotado al demonio y a la misma muerte, concédenos la sabiduría y fortaleza necesarias para que, ante toda tentación de pecado, acudamos a su ayuda para derrotarlo y poder alcanzar así, la verdadera vida. Te lo pedimos por Él que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Deseamos fervientemente que Dios sea el verdadero fundamento de nuestras vidas, por eso ahora, junto al pan y el vino, se las presentamos junto con todas nuestras cosas, para que también sean consagradas.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Hagamos nuestra acción de gracias a Dios, por habernos dado a su Hijo, no sólo para redimirnos de la muerte eterna, sino para ser quien verdaderamente nos auxilie en toda ocasión de pecado.
COMUNIÓN:
El Señor nos ha dicho en el Evangelio: "el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre". Y ahora se nos ofrece en alimento, en fortaleza para esta tarea.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.
DESPEDIDA:
Concluimos nuestra celebración en la certeza que, aunque el hombre exterior que hay en cada uno de nosotros se encamine hacia su ruina, el hombre interior se renueva cada día por la íntima unión con Cristo; en el momento de debilidad sabemos que es Él quien nos sostiene.
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