Te quiero por quererme, Señor. Porque me haces la vida más bonita, porque un día decidiste llamarme, porque tu amor me hace amoroso.
Te quiero porque Tú me invitas a aceptarme, porque Tú me enseñas a quererme, porque Tú dinamizas mi crecimiento, porque Tú me impulsas a entregarme.
Te quiero por tantas personas que has puesto en mi camino, porque me enseñas a quererles, por todo lo que ellas me complementan, por todo lo que puedo entregarles.
Te quiero por el mundo que soñamos juntos, porque cuentas conmigo para construirlo, porque siento tu fuerza en mis entrañas, porque cada mañana me pones en camino.
Te quiero por este corazón que me has dado, que ama y necesita ser amado, y no descansará hasta que deje brotar todo el amor que Tú has puesto dentro de cada uno de nosotros.
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