25 octubre 2023

Homilía – Domingo XXX de Tiempo Ordinario

 

1.- «Los» preceptos del amor (Éx 22, 20-26)

Gran parte del Código legal del Éxodo se refiere a las relaciones interhumanas. Una aplicación concreta de la relación horizontal que produce la alianza. La alianza con su Dios no hace que el pueblo mire tan sólo hacia arriba, para ser fiel a lo pactado. La alianza le hace también mirar hacia el prójimo. En el hombre se defiende o se maltrata la causa del mismo Dios.

Ni opresión ni vejación al forastero…, subrayando la razón: «También vosotros fuisteis forasteros en Egipto». Gratuitamente recibieron la mirada y la visita del Dios liberador. Ahora les toca a ellos expresar la misma actitud liberadora.

Nada de explotar a las viudas y a los huérfanos (expresión para señalar a las clases más débiles del pueblo) ¡Que no se puede repetir hacia dentro la humillación que ellos mismos sufrieron causada por los de fuera!

Nada tampoco de usura ni cualquier aprovechamiento de la debilidad económica del prójimo. No se puede «comprar» al débil, aprovechando sus necesidades para el interés personal.

En todo comportamiento con el prójimo es Dios mismo quien está puesto en causa: «Si gritan a mí, yo los escucharé, porque soy compasivo».

 

2.- La alegría de la Palabra acogida y anunciada (1Tes 1, 5c-10)

Continúa el diálogo de Pablo con la Iglesia de Tesalónica. La mayor alabanza del Apóstol, que acogieron la Palabra Una acogida que se realiza en medio de dificultades: «Entre tanta lucha». Pero también la actitud imprescindible para acogerla como Buena Nueva: «Con alegría del Espíritu Santo».

La Palabra acogida se convierte en los tesalonicenses en Palabra anunciada. Y anunciada, ante todo, con la vid «Llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes». Es toda la comunidad la que se ha hecho misionera… ¡y a lo grande! «Desde vuestra comunidad, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes».

Ha sido una tarea misionera cercana: Pablo no tiene explicar nada, «porque su fe en Dios ya ha corrido de boca en boca». Y ha sido una evangelización testimonial. Ellos han contado su propia experiencia a los demás: Han abandonado los ídolos para seguir al Dios vivo y verdadero.

Marcada por la esperanza escatológica, la comunidad de Tesalónica añade a su predicación su mirada hacia e futuro: viven «aguardando la vuelta de Jesús, el Hijo, desde el cielo». Apertura a la Parusía, fundada en el núcleo de la fe: aguardan «a que se manifieste quien ha resucitado a Jesús de entre los muertos».

3.- «El» precepto del amor (Mt 22, 34-40)

Gracias a aquel fariseo que quiso poner a prueba a Jesús, tenemos de sus propios labios el resumen de todos sus preceptos.

A Jesús le preguntaron por el precepto primero y el más fundamental del conjunto de la Ley. Responde con la recitación cotidiana de todo piadoso israelita: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». El mismo Jesús recitaría a diario el «shema», el «escucha, Israel», con el que se introduce el mandamiento del amor a Dios.

Pero, en labios de Jesús, hay otro mandamiento que, aunque segundo, «es semejante al primero». Tanta es la semejanza que no se puede dar el uno sin el otro. «Estos diez mandamientos se encierran en dos», aprendimos ya desde niños en el catecismo, que se inspiraba en esta respuesta de Jesús.

La semejanza de amores eleva el amor al prójimo, dándole un rango teológico… Las expresiones de este amor enunciadas en la primera lectura, las que jalonaron la vida de Israel y han embellecido la vida de la Iglesia son, en definitiva, expresiones de un mismo amor a Dios, unido por voluntad expresa de él de manera indisoluble al amor a nuestro prójimo.

Lo resume así nuestro soneto: «Amar es convivir sin hacer daño,/ dialogar sin trastienda y sin engaño,/ rendir con humildad las sinrazones…/ compartir la escasez o la abundancia/ y dejar a tu paso la fragancia, de la Ley encarnada en tus acciones».

Ama y haz lo que quieras

«Ama y haz lo que quieras…». ¡Qué evidencia suma
san Agustín al Mandamiento!
Porque el amor es más que sentimiento…,
es fuego que transforma la querencia.

Amar es eficacia, no apariencia
o ensoñación sin quicio ni cimiento…,
es obrar con sentido y argumento
a la luz cenital de la conciencia.

Amar es convivir sin hacer daño,
dialogar sin trastienda y sin engaño,
rendir con humildad las sinrazones…,

compartir la escasez o la abundancia
y dejar a tu paso la fragancia
de la Ley, encarnada en tus acciones.

Pedro Jaramillo

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