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1ª Lectura: Jeremías: 20, 7-9 Escucharemos un hermoso canto, el que brota del corazón del profeta. Jeremías, seducido por Dios, se lamenta amargamente y se desahoga con Dios porque su vocación le ha traído disgustos y persecuciones. Sus palabras le hacen odioso al pueblo. Pero el fuego ardiente de la palabra divina le obliga a ser mensajero de Dios. No puede callar a pesar de las persecuciones. Escuchemos con emoción su confesión, que brota desde dentro.
El apóstol Pablo exhorta a la comunidad de Roma a vivir dejándose transformar por la gracia de Dios, convirtiéndose de ese modo en holocausto vivo y agradable al Padre. Y es que el culto en espíritu y verdad -según el apóstol- consiste en ofrecer al Señor cada instante de la vida y a vivir según su voluntad divina. Sugerente reflexión.
En el relato evangélico, Jesús anuncia a sus discípulos que su camino pasa por el sufrimiento y la muerte antes de llegar a la gloria y a la plenitud; esto es, anuncia el sentido de su mesianismo en la línea del Siervo sufriente, que lo entrega todo. Pedro reacciona contra esta propuesta de Jesús, pero Jesús proclama que quien quiera seguirle debe cargar con la cruz. La cruz no es término, sino CAMINO: el que pierda su vida, el que se vence a sí mismo, a sí misma, el que se olvida de sí mismo, de sí misma, encontrará la vida. Es su PROPUESTA. Le escuchamos a él. | ||||||
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Siempre estamos necesitados y necesitadas de que Dios Padre nos ayude. Acudimos, ahora, llenos y llenas de confianza y le presentamos nuestras necesidades. | ||||||
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NOTA: ofrecemos diversos "SIGNOS" que nos parecen posibles, "fáciles" y que expresan el significado y el caminar de la Comunidad Cristiana. (Lo pueden presentar una persona que se dedica a la tarea de la transmisión de la fe en la Comunidad, ya sea entre los adultos, entre los y las jóvenes o entre los niños o las niñas)
(La puede presentar una persona adulta de la comunidad)
(Un miembro cualquiera de la comunidad hace esta ofrenda, consistente en una copa de cristal bien limpia. Tras dársela al Presidente, dice:)
(Lleva el periódico uno de los miembros de la comunidad, mientras otro hace la ofrenda:) | ||||||
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(Finalizado el canto del ofertorio y preparada la mesa del altar, todos y todas se ponen de pie para iniciar la oración de Acción de Gracias, que pronuncia el Presidente y a la cual se une toda la comunidad, diciendo: «GRACIAS, SEÑOR, PORQUE, EN LO QUE PARECE PÉRDIDA, ESTÁ TU SALVACIÓN»). | ||||||
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Hermanos y hermanas: uno de los rasgos más característicos de nuestra sociedad es la incapacidad para el sufrimiento y la renuncia. Nuestra civilización del confort y la comodidad no quiere ni oír hablar de ello. Pero ¿qué pensar de una sociedad que evita, esconde y rechaza determinadas formas de sufrimiento? ¿Qué decir de una sociedad atrincherada e incapaz de la más mínima renuncia y ascesis, viendo en la acera de enfrente a millones de personas que carecen de lo más básico para vivir? ¿No estaremos estropeando nuestra propia vida? | ||||||
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“El que quiera venirse conmigo, Seguimos escuchando al MAESTRO: como un grupo convencido de su enseñanza. Nos reunimos para escucharle y, luego, partir el pan en su misma mesa. Una vez más es el motivo de nuestro encuentro dominical. ¡DICHOSOS y DICHOSAS |
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