MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS 1.- En la primera de las lecturas de hoy, sacada del capítulo 9 de Zacarías, hay un rasgo que llama poderosamente la atención, "la llegada de un rey que cabalga en un asno”. El Señor opta siempre por lo humilde, lo sencillo; no quiere triunfalismos, ni poder, ni grandeza. Tampoco quiere dominar, ni vencer, ni imponer y mucho menos atemorizar, como veremos después en el Evangelio. S.- El Salmo 144 nos muestra que la definición del Reino de Dios sobre la tierra y su consecución ya eran presentidas en los tiempos de David, en los tiempos que se redactaron los salmos. Y se ve como la justicia de Dios siempre va acompañada de su misericordia. Iba a ser Jesús de Nazaret quien hiciera una declaración total de la existencia del Reino y el Nuevo Testamento lo acredita. Los versículos que proclamamos hoy de este salmo 144 nos comunican esperanza para construir ese reino de paz y de amor. 2.- Pablo de Tarso sigue con su teología de la conversión en los fragmentos de la Carta a los romanos que leemos en estos domingos. Dice San Pablo que si con el Espíritu damos muerte a las obras del cuerpo viviremos. Es la diatriba constante entre lo espiritual y lo corporal. Hemos de tenerlo en cuenta, sin despreciar al cuerpo, pero sin hacerle el centro de todo pues por encima esta nuestro espíritu y Espíritu de Dios. 3.- De este domingo 14 del Tiempo Ordinario al 17 iremos escuchando las parábolas del Reino, procedentes del Evangelio de Mateo. Y en ellas, Jesús nos dice que viene "a traer la paz a las naciones" llegando a cada hombre, sin escatimar esfuerzos, siendo paciente y constante. También quiere que nosotros lleguemos a cada hombre, empezando por los más cercanos, sin importamos lo que cueste; y estas son las armas: tenacidad, entrega, trabajo y sacrificio, apoyados en el desprendimiento y la pobreza. ¡Con que claridad nos lo muestra el evangelio por boca de Jesús! Pero además Jesús nos ofrece su regazo, su refugio, su cercanía en forma de yugo suave y carga ligera para todos los que –como muchos en este tiempo—estamos cansados y agobiados. El va a aliviarnos. |
Lectura de Postcomunión MONICIÓN Esta sencilla oración nos sirve de texto de reflexión en estos momentos íntimos y calidos del final de nuestra Eucaristía. Jesús invoca al Padre en el Evangelio de hoy. Y nosotros le rezamos con sencillez y arrepentimiento. DIOS MÍO, CREO EN TI Dios mío, creo en ti, espero en ti,
te amo sobre todas las cosas con toda mi alma, con todo mi corazón, con todas mis fuerzas;
te amo porque eres infinitamente bueno y porque eres digno de ser amado; y, porque te amo, me pesa de todo corazón haberte ofendido: ten misericordia de mí, pecador. Amén. Exhortación de despedida Jesús nos ha dicho que acudamos a Él, cuando estemos agobiados y fatigados. Tenemos un refugio seguro en él. Y debemos estar contentos por ello. |
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