● Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor.● Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado. ● Leo el texto. Después contemplo y subrayo. ● Ahora
apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la
BUENA NOTICIA que escucho... Jesús cuestiona mi relación con el dinero,
mi consumo... También me puedo preguntar si todas los otros aspectos de
mi vida los intento vivir para Dios. ● Y
vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi
entorno... desde el Evangelio... ¿Qué testigos encuentro que son libres
ante el dinero, tienen coherencia personal, tienen unidad de vida? ● Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso. ● Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... |
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En
nuestra vida estamos rodeados de señales. Una señal es un elemento
material, visual, acústico… de mayor o menor tamaño e intensidad, forma,
color… que nos informa, avisa o advierte de algo. Algunas señales son
propias de una zona o cultura, pero otras son internacionales, como por
ejemplo las señales de tráfico, que al ser conocidas por personas de
todo el mundo permiten regular la circulación en cualquier lugar. Pero
según un estudio realizado hace unos años, aunque la mayoría de los
conductores cree que conoce el 80% de las señales, en la práctica la
mayoría conoce poco más de la mitad. Por tanto, para que cumplan su
función, necesitamos saber interpretar las señales, no conformarnos con
los que ya sabemos, necesitamos estar actualizados, conocer su
significado, de lo contrario, no nos servirán.
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A
lo largo de la historia, Dios ha ido dando a su pueblo numerosas
señales: hechos, acciones, palabras, personas… de las que Dios se ha
servido para darse a conocer y para dar a conocer su voluntad y su plan
de salvación para la humanidad. Unas señales que a menudo no eran bien
comprendidas y que necesitaban de unos “intérpretes” que hacían ver su
significado profundo, como los profetas. Este cuarto domingo de
Adviento nos anuncia la gran señal que Dios ha dado a la humanidad, y
que ya había sido anunciada por el profeta Isaías en la 1ª lectura: El
Señor… os dará una señal. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un
hijo y le pone por nombre Emmanuel (que significa: “Dios con nosotros”). Pero
esta señal necesita ser bien interpretada, de lo contrario, nos puede
ocurrir como hemos escuchado en el Evangelio que le ocurrió a José. El
hecho es que María estaba desposada con José y antes de vivir juntos
resultó que ella esperaba un hijo. Ante ese hecho, en un primer momento,
José no sabe que es una señal de Dios, y por tanto decidió repudiarla
en secreto. José va a necesitar que le ayuden para interpretar ese hecho
como la gran señal de Dios: se le apareció en sueños un ángel del
Señor, que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a
María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu
Santo… Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el
Señor por el profeta. Y así, una vez conocido el significado de la
señal, José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. Nosotros
también hemos recibido la gran Señal de Dios, y, como estamos diciendo
desde que comenzó el Adviento, para que esta Navidad sea “histórica”,
para que Dios pueda entrar de verdad en nuestra historia personal, en
nuestras circunstancias actuales, para que de verdad sea “Dios con
nosotros”, necesitamos saber interpretar correctamente esta Señal,
conocer su significado profundo y hacerlo vida en nosotros. Porque a lo
mejor nos creemos que como llevamos muchos años celebrando la Navidad ya
lo tenemos todo claro, y nos pasa como a los conductores, y en la
práctica no sabemos apenas lo que este hecho significa para cada uno de
nosotros en estos momentos de la historia que nos toca vivir. Tal vez no
sabemos interpretar bien la gran Señal de Dios, y por tanto tampoco
somos conscientes de las repercusiones que este hecho debe tener hoy
para toda nuestra vida.
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¿Qué
tipos de señales conozco y forman par-te de mi vida cotidiana? ¿Creo
que superaría un examen referente, por ejemplo, a las señales de
tráfico? ¿Sé descubrir las señales de Dios? ¿Utilizo recursos como
lecturas, formación, homilías, oración, Revisión de Vida… para
interpretarlas correctamente? Un año más nos disponemos a celebrar la
gran Señal de Dios: el nacimiento de su Hijo para nuestra salvación.
Como José, no nos quedemos en las apariencias, en lo superficial de
estos días que se acercan, no pensemos que “ya sabemos todo esto”.
Abrámonos con humildad y sencillez a la acción del Espíritu Santo para
que conozcamos todo el significado de la gran Señal de Dios, para que
experimentemos un año más lo que significa acoger en nuestra vida al
“Dios con nosotros”.
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