MONICIÓN DE ENTRADA
Sed todos bienvenidos a la Eucaristía de este Tercer Domingo de Adviento. Y si siempre
deseamos que nuestro saludo de bienvenida sea muy alegre, pues hoy más aún, pues
celebramos el domingo “gaudete”, el domingo de la alegría. Desde hace muchos siglos la Iglesia comienza esta celebración con este canto esperanzado y alegre que procede la antífona de
entrada: “Estad Alegres…”. Y la frase procede de la Carta de San Pablo a los filipenses.
En fin, que vamos completando el tiempo de Adviento y que el próximo domingo ya será
el cuarto y último domingo, para dar paso luego a la Navidad. Pues que estemos siempre
alegres y esperanzados en todo este tiempo que nos falta para el Nacimiento del Niño Dios.
Y que lo aprovechemos para convertirnos más al Señor, para mejorar nuestras vidas y
busquemos la felicidad de nuestros hermanos.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- El fragmento de Isaías que vamos a escuchar hoy termina con siguiente frase: “Pena y aflicción se alejarán”. Y eso es la alegría. El profeta Isaías sigue presentándonos en estos domingos de Adviento su profecía sobre un mundo de paz en el que nadie luchará contra nadie, ni siquiera en la naturaleza. Y nos pide además que fortalezcamos a los débiles. Es un buen encargo para estos próximos y cercanos momentos de Navidad.
S.- Con este salmo 145 se inicia la doxología –que significa alabanza—final del Salterio. Del 145 al 150 era el tercer “hallel”, oración diaria de los judíos. Utilizamos los últimos versículos de dicho salmo que contiene un buen ejemplo de la ternura y de amor de Dios a sus criaturas.
2.- El apóstol Santiago en su Carta nos dice que nos mantengamos firmes, porque el Señor está cerca. Firmes en nuestra fe y en nuestros propósitos de ser mejores que, sin duda, son los frutos del Adviento. El tiempo se acaba para olvidar nuestros malos momentos y disponernos a vivir los buenos.
3.- Es un evangelio difícil el de hoy, pero lleno de esperanza. Juan Bautista, preso por la maldad de Herodes, recibe noticias contradictorias sobre la actitud del Mesías. Tal vez, Juan esperaba –como otros muchos judíos—ese Mesías capaz de articular un triunfo político. Pero Jesús le responde que se contemple lo que hace como Mesías: los más despreciados de la sociedad, los enfermos, los inválidos recuperan la salud y, sobre todo, a los pobres se les predica la Buena Noticia.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Leamos todos juntos esta bella oración que el padre Leoz ha preparado para estos momentos finales de la eucaristía del Tercer Domingo de Adviento
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Si eres la alegría, infunde a nuestros corazones júbilo
Si eres salud, inyéctanos tu fuerza y tu salvación
Si eres fe, aumenta nuestro deseo de seguirte
Si eres amor, derrámalo en nuestras manos
para, luego, poder ofrecerlo a nuestros hermanos.
¿Quién eres tú, Señor?
Quien quiera que seas…sólo sé que el mundo te necesita
Que el mundo requiere de un Niño que le devuelva la alegría
Que la tierra, con tu Nacimiento, recobrará la paz y la esperanza
Por eso, Señor, porque sabemos quién eres Tú…
¡Ven y no tardes en llegar…Señor!
Exhortación de despedida
La alegría debe estar en nuestros corazones. Hoy la Iglesia nos pide que estemos alegres. Y en efecto, se acerca el Nacimiento de Nuestro Señor Jesús. Pero además el cristianismo no es un religión de tristes y de tristezas. Jesús nos trajo la alegría desde Belén
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