Como el Padre te envió a Ti, Jesús,
así nos envías Tú a nosotros,
a llevar vida a los que viven mal,
a llenar de entusiasmo a los tristes,
a consolar a los que no pueden con la vida
a acompañar a los que están muy solos,
a endulzar a los que tienen una vida agria,
a suavizar a los que tienen muchas dificultades,
a compartir con los que tienen menos,
a iluminar a los que viven en la oscuridad del desamor,
a saciar la sed de los insatisfechos,
así nos envías Tú a nosotros,
a llevar vida a los que viven mal,
a llenar de entusiasmo a los tristes,
a consolar a los que no pueden con la vida
a acompañar a los que están muy solos,
a endulzar a los que tienen una vida agria,
a suavizar a los que tienen muchas dificultades,
a compartir con los que tienen menos,
a iluminar a los que viven en la oscuridad del desamor,
a saciar la sed de los insatisfechos,
a descansar a los que están cansados
y agobiados,
a hacer reír a los que están siempre
de mal humor,
a descargar el peso de los que tienen
una existencia dura,
a facilitar la historia de los que sufren injusticias,
a repartir justamente lo que nos ha sido dado para todos,
a poner mansedumbre en las tensiones
y conflictos,
a desculpabilizar a los que se instalan en la culpa,
a suavizar el dolor de los que tienen pérdidas fuertes,
a festejar con los otros la fiesta
de la fraternidad,
a hacer realidad el Reino de justicia
y de bondad,
a facilitar el aprendizaje
de los que les cuesta,
a aliviar el peso de los que sufren en demasía,
a sonreír a los tristes y amargados,
a acariciar la historia personal
de los hermanos,
a entretener a los que no tienen tiempo para el ocio
a escuchar al que no tiene un amigo
que le atienda,
a hacer sentir válido al que nadie dignifica ni valora
a dignificar al criticado, condenado
o ninguneado,
a acoger a la persona que no entendemos
ni conocemos,
a ocuparnos en cambiar este mundo insolidario,
a ofrecer otra manera de ser, de vivir
y de estar en el mundo,
a ser profetas de la vida cotidiana,
a denunciar toda actitud
que deshumaniza o explota a alguien,
a ser tu presencia, Señor en este mundo,
nos has llamado a cada uno,
Señor, aquí nos tienes… aquí me tienes. Tuyo soy.
Mari Patxi Ayerra
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