MONICIÓN DE ENTRADA
Se todos bienvenidos a la Eucaristía. Vamos a iniciar la celebración del Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario. En él, Jesús de Nazaret nos va a dar una enseñanza que ya es famosa para todos. El Maestro lamenta que nadie sea considerado profeta en su propia tierra. El texto de Lucas que escucharemos hoy es continuación del proclamado el domingo anterior. Sus paisanos, anclados en viejos prejuicios, no quieren admitir la evolución que ha tenido su convecino. Y quieren llegar hasta a la violencia para doblegarlo. Resulta inaudito. Oiremos, también, a Pablo que hace un impresionante canto al amor, y que marca, también, la importancia doctrinal de este domingo. Y es que, en estos tiempos difíciles, de grandes zozobras, el amor nos puede salvar. Iniciemos, pues, nuestra celebración con alegría y entusiasmo…
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
1.- La primera lectura, del Libro de Jeremías, nos muestra, cómo el Señor nos ha elegido a nosotros desde siempre. Cómo nos cuida en medio de tantas luchas, y nos invita a llevar la Palabra, sin miedo, a todos los rincones de la tierra.
S.- El salmo 70 nos muestra la oración de un anciano, de un levita o un sacerdote que pone toda su confianza en Dios, evocando su larga vida. Para nosotros, hoy, nos sirve para expresar la presencia permanente de Dios en nuestras vidas.
2.- San Pablo en su primera carta a los fieles de Corinto, que es nuestra segunda lectura nos expresa que hay una sola cosa: el amor. Es el amor quien mueve la gran aventura de la vida y la fuerza que mueve al hombre y al mundo. El amor es la solución para todos los problemas del género humano.
3.- Nuestra torpeza, como muestra el evangelio de Lucas, está en no querer profetas, sino falsos “superhombres” capaces de sacarnos en soledad llena de soberbia de nuestras equivocaciones, en lugar de aceptar un programa de vida coherente y denso, dedicado a Dios y a los hermanos. Jesús de Nazaret enseña que la salvación es para todos, no solo para unos pocos supuestamente elegidos por su origen o raza.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Escuchemos con mucha atención la plegaria que el sacerdote navarro, Javier Leoz, nos ofrece para estos momentos finales de nuestra eucaristía.
HAZTE PASO, SEÑOR
¡HAZTE PASO, SEÑOR!
Y, en tu camino, déjanos pistas para seguirte
Amor para entregar
Pasión para desvivirnos por los demás
Fuerza para ser testimonio de tu presencia
Verdad para dinamitar la falsedad
Alegría para irradiar optimismo
Palabra, para iluminar las sombras
Humildad, para hacer frente a la contrariedad
¡HAZTE PASO, SEÑOR!
Exhortación de despedida
Hemos escuchado a Pablo de Tarso dar una gran lección sobre el amor. Conviene volver a leerla en casa. Es del capítulo 12 de la Primera Carta a los Corintios. Merece la pena meditar en las palabras del Apóstol de los Gentiles.
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