SEÑOR: te doy gracias porque me has llamado a la noble tarea de ser CATEQUISTA en mi comunidad. Ayúdame a entender que ser CATEQUISTA no es un título honorífico, sino un deber y una gran responsabilidad.
AYÚDAME a comprender que ser CATEQUISTA es hacer resonar tu PALABRA en el corazón de mis hermanos y en primer lugar, en mi propio corazón.
HAZME sentir el gozo de ser mensajero y testigo de tu EVANGELIO. Que valore mi trabajo de CATEQUISTA como el apostolado más importante que pueda realizar.
SEÑOR: ayúdame a cumplir con fidelidad mi deber de CATEQUISTA:
- PREPARANDO bien la Catequesis que tengo que dar.
- ACUDIENDO puntualmente a mis reuniones.
- CUIDANDO la participación activa de todos.
- NO DEJÁNDOME llevar por la tentación del desaliento, cuando algunos hermanos falten a la Catequesis.
- NO PREDICAR mis propias ideas, sino siendo siempre fiel al Mensaje de Dios.
- TRABAJAR siempre con sentido de Iglesia, en íntima comunión con mi Obispo y con mi Párroco.
- PARTICIPAR siempre en mis reuniones de CATEQUISTAS.
- ESTAR consciente de que mi formación debe ser permanente, ha de durar toda la vida.
SEÑOR: Que por el hecho de ser CATEQUISTA no me crea nunca, más que los otros, mejor que los demás, sino siervo inútil, que no hace otra cosa, sino lo que tiene que hacer.
QUE mi trabajo de CATEQUISTA, a imitación de JESÚS, el Maestro, esté siempre acompañado por una vida de oración intensa.
QUE tenga claro que no soy CATEQUISTA solamente cuando estoy dando la Catequesis, sino las 24 horas del día, en las que tengo que predicar con mi ejemplo, en la comunidad.
SEÑOR JESÚS: ayúdame a crecer en espiritualidad, en humildad, en servicio y en amistad contigo en la intimidad con el Padre y la fidelidad al Espíritu.
MARÍA, Reina de los apóstoles, permítenos ser una imitación tuya y ruega por nosotros, hoy y siempre.
AMÉN.
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