29 septiembre 2018

Liturgia 2: Domingo 30 septiembre

DOMINGO 30 DE SETIEMBRE DE 2018
DOMINGO 26º DEL TIEMPO ORDINARIO


PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

La Eucaristía que vamos a comenzar, en este domingo vigésimo sexto durante el año, es un momento verdaderamente importante para reafirmar y revisar nuestro seguimiento de Cristo y nuestra lucha para construir, contra viento y marea, una familia humana donde todos seamos hermanos en Él e hijos de un mismo Padre.

AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

Todos los bautizados hemos recibido el Espíritu Santo, que nos impulsa a anunciar a Jesucristo, a trabajar todos, sin exclusiones, en la extensión de su Reino. Y el mismo Cristo rechaza, como una actitud contraria a su Evangelio, el adueñarse de las obras de la Iglesia y de sus instituciones. Hoy Él nos dice que ser miembro de la Iglesia es vivir la comunión con todos sus discípulos.

1ª. LECTURA:   (Nm 11, 25-29)          (Ver texto)


Escuchemos el relato de la comunicación del Espíritu de Dios a un grupo de ancianos, para ayudar a Moisés en el gobierno del pueblo, incluso a algunos que no habían acudido al Tabernáculo.

SALMO RESP.:       (18, 8. 10. 12-14)    (Ver texto)

                    R.   Los preceptos del Señor alegran el corazón.

2ª. LECTURA:    (St 5, 1-6)   (Ver texto)

Santiago nos advierte el peligro que supone vivir acumulando riquezas: a menudo esto se hace a costa de los más débiles y es un grave impedimento para seguir a Cristo.

EVANGELIO:   (Mc 9, 38-43. 45. 47-48)       (Ver texto)

Jesús, en el Evangelio de hoy, nos enseña concretamente la misión que tenemos todos los que hemos sido bautizados y hemos recibido su Espíritu.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Hermanos, sabiendo que Dios, nuestro Padre, siempre nos escucha con infinito amor, presentémosle todos aquellos deseos y necesidades de los hombres, nuestros hermanos.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y DANOS TU ESPÍRITU DE AMOR"

v Padre, te pedimos por la Iglesia y por el Vicario de tu Hijo, para que su testimonio nos fortalezca en la misión de ser verdaderos profetas y anunciemos a tu Hijo a todos los hombres del mundo, oremos...

v Padre, te pedimos por nuestra Iglesia diocesana, para que el testimonio de nuestros pastores nos mueva a vivir una fe auténtica y un compromiso de unidad en el seguimiento de Cristo, oremos...

v Padre, te pedimos por todos los que sufren a causa de los odios, los rencores, las guerras, para que encuentren el verdadero respeto a su dignidad y el mundo pueda vivir definitivamente en paz, en justicia y en solidaridad, oremos...

v Padre, te pedimos por los sufrientes, los pobres de este mundo, rostros del mismo Cristo; para que seamos capaces de compartir con ellos los dones que tú mismo nos has dado, oremos...

v Padre, te pedimos por nuestra comunidad, para que tomemos conciencia de que debemos vivir una comunión real entre todos los que la formamos y jamás rechacemos a nadie por no formar parte de nuestro grupo o de nuestra institución, oremos...

CELEBRANTE:

Señor, escucha esta plegaria que hemos puesto en tu presencia; infúndenos tu Espíritu, para que siendo fieles seguidores de tu Hijo, nos encaminemos hacia tu Reino de amor, de justicia y de paz, te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto al pan y el vino, presentemos a nuestro Padre, un corazón sinceramente dispuesto a entregarse a Él y a cada uno de nuestros hermanos, por amor a Él.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Unamos nuestros corazones y nuestras voces para dar gracias a Dios, que quiere estar siempre a nuestro lado y nos ha dado a su Hijo para nuestra salvación.

COMUNIÓN:

Comiendo el pan eucarístico, seremos uno con Cristo y con los hermanos; participaremos de los mismos sentimientos de Cristo y quitaremos de nuestras vidas todo aquello que nos separa de Él.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.

DESPEDIDA:


Al regresar a nuestras tareas diarias, debemos hacerlo tomando muy en cuenta lo que el Señor hoy nos ha dicho en su Evangelio, viviéndolo de verdad si queremos ser reconocidos por Él, como verdaderos discípulos suyos.

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