04 agosto 2016

Érase una vez...

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Érase una vez, un conejito, una ardilla y un ratón que vivían en una aldea muy soleada del bosque. Casi siempre brillaba el sol y todos los animalitos salían a jugar entre las flores y los arbustos con sus juguetes.

El conejito tenía una pelota con la que jugaban a muchos juegos divertidos, la ardilla tenía una cuerda con la que todos saltaban a la comba y el ratón tenía unos cuentos que leía a sus amiguitos cuando todos descansaban después de jugar.

Pasaban las tardes jugando y siempre estaban riendo. Nunca se enfadaban unos con otros, se ayudaban en todo lo que podían y les gustaba compartir sus juguetes y divertirse juntos. Pero un día, todo cambió…



Una familia de animalitos llegó a la aldea. Eran unas tortugas que venían de otro lugar y que buscaban un nuevo sitio donde vivir. La tortuga más pequeña era de la misma edad que ellos y tenía un juguete que nunca habían visto por la aldea. Era un juguete volador con una forma muy extraña. La tortuguita lo hacía volar por toda la aldea mientras los animalitos miraban extrañados. Hasta que un día todos se acercaron a preguntar:
¡Tortuguita, Tortuguita! ¿Qué es ese juguete?
La tortuguita los miró y respondió:
Es una cometa voladora

El conejito, la ardilla y el ratón se sorprendieron de ver aquella cometa y todos querían jugar con aquel juguete tan divertido así que le dijeron:
¡Tortuguita, Tortuguita! ¿Quieres venir a jugar con nosotros y enseñarnos cómo jugar con tu cometa?

Pero la tortuga, muy enfadada, les dijo:
¡No! La cometa es sólo mía. Vosotros no podéis jugar con ella.

Todos los animalitos se entristecieron y se fueron a jugar con sus juguetes mientras veían como la tortuga se divertía con su cometa voladora. No entendían por qué la tortuguita no quería jugar con ellos.

Todas las tardes salían juntos a jugar con la pelota del conejito y la cuerda de la ardilla y siempre terminaban escuchando los cuentos del ratón. La tortuguita no se acercaba a ellos y jugaba sola con su cometa.

Un día, mientras todos los animalitos jugaban juntos, observaron como la tortuga se divertía con su cometa, pero algo ocurrió. De repente, la cometa salió volando y se fue muy muy muy muy lejos y la tortuguita se quedó triste porque no la encontraba por ningún sitio.

El conejito, la ardilla y el ratón vieron como la tortuguita se iba a su casa triste y se dieron cuenta de que en los días siguientes la tortuguita no salió a jugar como acostumbraba. 

Todos los animalitos pensaron que la tortuga estaría muy disgustada porque había perdido su juguete así que pensaron que entre todos podrían hacer algo para ayudarla. Una tarde, en vez de salir a jugar con sus juguetes, decidieron salir a buscar la cometa de la tortuguita. Buscaron y buscaron y pidieron ayuda a todos los animalitos del lugar para encontrarla lo más rápido posible hasta que por fin vieron que la cometa estaba en un árbol.

Llamaron a los pajaritos de la aldea para que volaran hasta la cima del árbol y entre todos consiguieron la cometa voladora así que, muy contentos, fueron a buscar a la tortuguita para darle una gran sorpresa.

Cuando llegaron a la casa de la tortuga, todos la llamaron para que saliera:
¡Tortuguita, Tortuguita! ¡Sal con nosotros! ¡Tenemos una sorpresa para ti!
La tortuga salió con el resto de su familia y todos vieron que los animalitos de la aldea habían tenido un gesto muy bello con ellos. La tortuguita, muy feliz, dijo:
¡Es mi cometa voladora! ¡La habéis encontrado!

Los animalitos devolvieron a la tortuguita su juguete tan preciado y muy contentos por lo que habían hecho fueron a jugar.

La tortuguita se quedó jugando con su cometa hasta que sus papás se acercaron y le dijeron:
Tortuguita, los animalitos de la aldea te han ayudado a encontrar tu cometa y se han portado muy bien contigo. ¿Por qué no juegas con ellos y les dejas jugar con ella?

La tortuguita se dio cuenta de que sería mucho más divertido jugar con el resto de animalitos y que a todos los animalitos les haría muy feliz jugar con su cometa voladora así que se acercó a ellos y les agradeció el bonito gesto que habían tenido.

Desde ese momento, todos los animalitos de la aldea jugaron con la tortuguita y compartieron sus juguetes y la tortuga, muy feliz, les enseñó a jugar con su cometa voladora.

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