Todos sabemos que una hidratación adecuada del organismo es un requisito imprescindible para la salud. Si tenemos en cuenta que nuestro cuerpo está compuesto, aproximadamente, por un 75% de agua, es fácil comprender por qué la hidratación es una acción sumamente importante para mantener un buen estado de salud.
En este sentido, hay estaciones durante el año que el riesgo a deshidratarse es mayor que en otras… El verano es una de ellas. Por este motivo te invito a que, de la misma forma que ingieres líquido para no deshidratarte, sigas estos consejos para hidratar de forma correcta, durante este verano, tu corazón.
• El líquido para hidratar tu corazón va a ser única y exclusivamente Dios.
• Te recomiendo tomar a Dios en grandes cantidades. La sed (el aburrimiento, la indiferencia, el egoísmo…) es la señal que nos avisa que hay que echar mano de Dios.
Ah, y no es saludable “aguantar” sin Dios; al contrario; debes tomar a Dios sin esperar a que la desdicha haga acto de presencia en tu corazón, en tu vida.
• Presta atención a las situaciones que puedan favorecer la deshidratación (un verano “tumbado a la bartola” unas vacaciones sin mayor aliciente que repetir lo de año pasado y lo de dos y lo de siempre…).
En estos casos ya sabes: Dios, Dios y Dios… ¡Tu corazón te lo agradecerá!
• Es conveniente hidratarse antes y después de cualquier actividad. Es decir, Dios al levantarte, Dios a media mañana, Dios después de cenar, Dios antes de acostarte…
En definitiva, Dios cuantas más veces al día, mucho mejor.
• Además de Dios, hay ciertos componentes, ciertas personas (tus amigos, tu familia y, sobre todo, tus hermanos más necesitados) que te pueden ayudar a mantener un buen nivel de hidratación del corazón o, lo que es lo mismo, un excelente nivel de felicidad.
• Evita ingerir “líquidos en mal estado”, en especial “amor de garrafón.”
Únicamente Dios apagará tu sed y te mantendrán “pletórico” pletóricamente feliz durante todo el día… ¡No busques sucedáneos!
• Para cualquier duda o aclaración y para calmar tu sed de un verano feliz, unas vacaciones irrepetibles, acude a “la única fuente” capaz de hidratar tu corazón: a Dios.
En la playa, en la montaña, camino de la academia o esperando el bus,
Dios te espera para calmar tu aburrimiento, tu tristeza, tu desgana… Y para “inundarte” de una alegría que mantendrá tu corazón correctamente hidratado, perfectamente feliz.
José María Escudero
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario