10 noviembre 2015

Domingo 15 noviembre: Día de la Iglesia Diocesana



Todos formamos parte de la misma Iglesia. El bautismo nos inserta como hijos en la comunidad cristiana que es una comunidad de fe, esperanza y caridad: la familia de los hijos de Dios.
Vivimos nuestra fe individual y personal en un ambiente, en una atmósfera comunitaria. Por eso podemos decir: «Una Iglesia y miles de historias gracias a ti», porque cada uno contribuimos al fortalecimiento de la comunidad cristiana a la que pertenecemos.

La aportación de la Iglesia a la sociedad española es incuestionable. Cualquier análisis mínimamente serio concluye que las instituciones de la Iglesia aportan a la sociedad mucho, también desde el punto de vista económico.

Y la Iglesia se hace presente a través de la parroquia y de la diócesis, instituciones marcadas por la virtud cristiana de la austeridad y el espíritu de pobreza.

No está de más recordar que dicho espíritu implica humildad y caridad. HUMILDAD porque comienza por reconocer que Dios es el único bien sobre todas las cosas. Los hombres son administradores de los bienes recibidos que comparten con los demás, atendiendo especialmente a los más necesitados, como implica la CARIDAD.


Por ello, es necesario que cada uno de nosotros aportemos lo que somos en beneficio de todos. Cualidades, tiempo, oración… ofrecidos a los demás son buena noticia.

Y también es importante nuestra colaboración económica porque sin ella, nuestra parroquia, nuestra diócesis no podría desarrollar gran parte de la labor que ofrece a todos: labor caritativa y social, catequesis parroquial, celebración de los sacramentos, la presencia y acompañamiento de los sacerdotes,… Por eso es importante nuestra aportación en todos los sentidos y aspectos. Agradezco a todos vuestra generosidad.

En el Día de la Iglesia Diocesana invito a todos los fieles de Valladolid a tener presente que formamos parte de la familia de los hijos de Dios a la que pertenecemos por el bautismo. ¿Cómo desentendernos de nuestra propia familia?


† Ricardo Blázquez Pérez, Cardenal Arzobispo de Valladolid

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