«EL SEÑOR ES EL ÚNICO DIOS»
«Y lo que creemos de tu gloria,
porque tú lo revelaste,
lo afirmamos también de tu Hijo,
y también del espíritu Santo,
sin diferencia ni distinción.
De modo que, al proclamar nuestra fe
en la verdadera y eterna Divinidad,
adoramos tres Personas distintas,
de única naturaleza
e iguales en su dignidad».
(Prefacio propio).
Ambientación musical: “El alzar de mis manos”. Momentos de Paz-13.
El misterio de la Santísima Trinidad es la síntesis de la fe cristiana. Creer en la Trinidad no es cuestión de altos razonamientos teológicos sino de vivir la fe profundamente y experimentar personalmente que Dios nos ama, que está cercano a nosotros, aunque nosotros nos alejemos de Él; un Dios al que podemos llamar “Padre” porque nos ha hecho hijos adoptivos, aunque nosotros no nos reconozcamos -muchas veces- hermanos unos de otros. Él es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra. ¡No hay otro!
Canto de entrada: “Un solo Señor” CMD 5-1; CLN 708; “Alabaré” CLN 612.
Salmo responsorial: ”Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”.
Aclamación al Evangelio: “Aleluya. Amén”. CD Un solo Señor (Pax).
Presentación de ofrendas: “Este pan y vino” CLN H 4.
Santo: CLN I 7
Aclamación al Memorial: CLN J 2.
Doxología de la Plegaria Eucarística: “Amén” (C. Gabaráin) CLN K 10.
Fracción del Pan: “Cordero de Dios” CLN N 3 (M. Manzano).
Comunión: “Comiendo del mismo pan” MD 180; CLN O 27. “Acerquémonos todos al altar” CLN O 24; MD 170; “Canta mi alma tu grandeza” MD 187; CLN O 34. Como antífona final cantamos “Anunciando tu venida” CLN 614; o bien, “Cristo, luz de los pueblos”.
Antonio Alcalde Fernández
porque tú lo revelaste,
lo afirmamos también de tu Hijo,
y también del espíritu Santo,
sin diferencia ni distinción.
De modo que, al proclamar nuestra fe
en la verdadera y eterna Divinidad,
adoramos tres Personas distintas,
de única naturaleza
e iguales en su dignidad».
El misterio de la Santísima Trinidad es la síntesis de la fe cristiana. Creer en la Trinidad no es cuestión de altos razonamientos teológicos sino de vivir la fe profundamente y experimentar personalmente que Dios nos ama, que está cercano a nosotros, aunque nosotros nos alejemos de Él; un Dios al que podemos llamar “Padre” porque nos ha hecho hijos adoptivos, aunque nosotros no nos reconozcamos -muchas veces- hermanos unos de otros. Él es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra. ¡No hay otro!
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