MUERTE QUE VENCE A LA
MUERTE
“Estar al lado.../ del
hermano que no tiene fuerzas,/ del que avanza triste y cargado,/ del que se
queda caído en la orilla,/ del que no puede curar sus heridas,/ del que no sabe
hacia dónde camina./ Estar al lado, aunque no lo sepamos./ Estar al lado.../ de
la situación que nos abruma,/ de la emergencia que surge cada día,/ de lo
inesperado que nos desborda,/ de lo que todos dejan pasar de largo,/ de lo que
se esconde para que no se vea./ Estar al lado.../ de este mundo que es el
nuestro,/ de esta realidad que es la nuestra,/ de este momento que es el
nuestro,/ de esta Iglesia que es la nuestra,/ de este proyecto que nos hace
hermanos./ Estar al lado.../ de lo que está desfigurado,/ de lo que no tiene
voz ni peso,/ de lo que clama abatido,/ de lo que es rechazado por todos,/ de
lo que se siete perdido./ Estar al lado.../ de lo que Tú sabes y conoces,/ de
lo que Tú quieres tiernamente,/ de lo que Tú buscas a cualquier hora,/ de lo
que Tú nos propones,/ de lo que Tú estás siempre./ Estar al lado.../ humildemente,
como nos enseñaste,/ sin arrogarnos privilegios,/ con el corazón tierno y
atento,/ como el último de tus amigos,/ pero sintiéndonos tus elegidos./ Estar
al lado.../ como hermanos solidarios,/ como anónimos creyentes,/ como hijos
queridos,/ como aprendices de discípulo,/ como compañeros de camino./ Estar
siempre a tu lado,/ sin importarnos si es a la derecha,/ a la izquierda, detrás
o centrados;/ hacer lo que Tú nos digas,/ y si es preciso beber el cáliz,
beberlo./ por defender la dignidad de todas las personas./ Hacer oídos sordos a
las sirenas/ que nos cantan y alaban,/ y a las madres todas que nos defienden/ y
nos llevan todavía en la entrañas;/ salir de nuestras pequeñas cuevas/ y
exponernos a tu palabra clara y llana./ Estar a tu lado, aunque no lo sepamos.”
(Florentino Ulibarri)
Su
muerte fue consecuencia inevitable
de
su vida,
compromiso
por mantener en nuestros caminos
las
mismas actitudes
que
le llevaron a su muerte
dando
vida;
Muerte
cruel, sin duda,
como
tantas muertes que nos cercan
día
a día,
recordando
sus agonías en la suya,
a
la cruz le llevó
su
manera de ser y actuar;
su
padre, ¿qué papel jugó?:
no
la planeó,
no
fue el pago de un rescate por nuestros pecados,
ni
la permitió, ni la esperó,
no
tuvo nada que ver
y,
al mismo tiempo,
fue
causa de su muerte,
al
ser motor de toda su existencia:
en
compromisos y decisiones,
en
rupturas con los antiguos preceptos y sus injusticias;
En
su muerte
quedó
vencida la muerte,
ganó
la vida,
mató
el egoísmo
al
entregarse a los demás
hasta
la misma muerte.
Denunciemos
a los “crucificadores” actuales:
poderosos,
en tantas ocasiones las mismas religiones,
algunas
ONGs corruptas en sus potestades y dignatarios,
todos
ellos utilizan los sentimientos más íntimos
y
sagrados de las personas o su buena voluntad
para
seducir, manipular e incluso explotar a la gente.
¿Quién
es un corruptor corrompido?:
aquell@s
que utilizando
benéficos
principios
los
trastocan en beneficio propio
bajo
el sello de cruces carmesí
(Antonio
Martínez. A los crucificados por algunas ONGs con fines sociales)
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