Nos acercamos a ti, Padre, que, frente a nuestros miedos, nos abres las puertas del futuro, y ponemos en ti nuestra confianza. Por eso te pedimos:
• Que sepamos vivir en la Iglesia con todas sus diferencias de talantes, de modos de pensar y de vivir la fe, personalmente o en comunidad. Que las diferencias no sean obstáculo para la unión sino que te demos gracias por la variopinta riqueza del Espíritu de Dios.
• Que, a pesar de la crisis, del desprestigio de los políticos, de la ineficacia de la economía para crear un orden justo, no nos cerremos a la posibilidad de la utopía, firmes en la fe que tú, Padre, nos das en que sí hay alternativas.
• Que, entre todos los carismas y diferencias, entre todos los caminos posibles de la vida, sepamos siempre discernir el verdadero camino, verdad y vida que es Jesús resucitado.
• Por los diferentes ministerios existentes en la Iglesia. Por los diáconos permanentes. Que la Iglesia promueva nuevos ministerios. Y que la mujer ocupe en ellos el lugar que le corresponde.
Ayúdanos, Padre, a reconocer los diversos lugares que Cristo ha preparado para la Iglesia. Y que, viviendo la unidad en la diferencia, seamos ante el mundo testimonio de justicia y de fraternidad.
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