27 mayo 2014

Moniciones 1- La Ascensión del señor, 1 Junio

MONICIÓN DE ENTRADA

El Señor se marcha: asciende entre las nubes, pero los discípulos no se sintieron tristes. El Señor Jesús se ha ido a prepararnos las moradas que nos ofreció. Y esa es la gran fiesta que celebramos hoy. El tiempo pascual va terminando y se acerca la venida del Espíritu Santo. Recibamos con alegría al sacerdote que nos va a ofrecer, por medio del Espíritu, el sacrificio de Jesús y su Resurrección.



MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En el inicio del Libro de los Hechos de los Apóstoles, que es nuestra primera lectura de hoy, se narra el momento de la Ascensión del Señor. Es el final de la etapa temporal de Jesús en la tierra. Es lo fundamental de hoy, pero es bueno llamar la atención sobre el empecinamiento de los apóstoles al respecto de la "construcción del reino de este mundo". Jesús ha permanecido cuarenta días a su lado, con unas características físicas tan especiales que era ya difícil dudar sobre su divinidad. Y sin embargo, los discípulos hablan del "éxito futuro y material".

S.- Es un salmo que narra la victoria de los Macabeos sobre los opresores del Pueblo de Israel. Dios es considerado el dueño de toda la tierra y se equivocan gravemente los que atentan contra el pueblo de su propiedad. Realmente, el versículo 6 –que utilizamos como fórmula responsorial—es verdaderamente profético para esta conmemoración de la Ascensión.

2.- En la segunda lectura, tomada de la Carta a los Efesios, va a ser Pablo quien ponga el matiz más universal. Cristo está sentado a la derecha de Dios, en el cielo, y por encima de cualquier criatura o poder. Crea y condensa San Pablo, además, la doctrina de la Iglesia y de su Cabeza, el Señor Jesús.

3.- Y en los últimos versículos, que leemos hoy, del Evangelio de San Mateo se lee una promesa prodigiosa que tiene que marcar nuestras vidas: "Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo".

Escuchemos con especial atención las lecturas que se nos ofrecen.



Lectura de Postcomunión

Aunque este himno se ha reproducido en varias ocasiones, todos los himnos de la Liturgia de las Horas referidos al periodo que va desde la Asunción a Pentecostés invocan la venida del Espíritu Santo. Por tanto es oportuna la lectura, una vez más, de este precioso Himno del Espíritu.



HIMNO DEL ESPÍRITU

Ven, Espíritu divino, 

manda tu luz desde el cielo. 

Padre amoroso del pobre;

don, en tus dones espléndido;

luz que penetra en las almas;

fuente del mayor consuelo. 



Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo, 

brisa en las horas de fuego, 

gozo que enjuga las lágrimas 

y reconforta en los duelos. 



Entra hasta el fondo del alma, 

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre

si tú le faltas por dentro; 

mira el poder del pecado 

cuando no envías tu aliento. 



Riega la tierra en sequía, 

sana el corazón enfermo, 

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo, 

doma el espíritu indómito, 

guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, 

según la fe de tus siervos. 



Por tu bondad y tu gracia 

dale al esfuerzo su mérito; 

salva al que busca salvarse 

y danos tu gozo eterno. 

EXHORTACIÓN DE DESPEDIDA

Feliz domingo. Hoy hemos conmemorado la Ascensión del Señor a los cielos y estamos alegres. Él está junto a Dios Padre preparando las moradas eternas para sus hermanos. Pero sabemos que un día volverá con gloria, será su Segunda Venida y nosotros humildemente, año tras año, generación tras la generación esperamos esa venida. Y lo gritamos fuerte siempre que podemos: ¡Ven Señor Jesús!

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