NARRADOR: Lectura del santo evangelio según San Juan. Al anochecer de aquel día, el
primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a
los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
JESÚS: Paz a vosotros.
NARRADOR: Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
JESÚS: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
NARRADOR: Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
JESÚS: Recibid el Espíritu santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados;
a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
NARRADOR: Tomás, uno de los doce, llamado “el Mellizo”, no estaba con ellos cuando vino
Jesús. Y los otros discípulos le decían:
DISCÍPULO: Hemos visto al Señor.
NARRADOR: Pero él les contestó.
TOMÁS: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.
NARRADOR: A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
JESÚS: Paz a vosotros.
NARRADOR: Luego dijo a Tomás.
JESÚS: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
NARRADOR: Contestó Tomás.
TOMÁS: ¡Señor mío y Dios mío!
NARRADOR: Jesús le dijo:
JESÚS: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
NARRADOR: Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor.
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