La esperanza del Adviento nos llena de impaciencia. Queremos ver signos, como Juan Bautista, y estamos impacientes. Le pedimos a Dios que nos enseñe a mirar de otra manera para descubrirle presente en medio de nosotros.
QUEREMOS VER TUS SIGNOS, SEÑOR
Que la Iglesia mire al mundo y la sociedad con una mirada nueva que sepa leer y anunciar los signos de tu presencia que ya existen y, a su vez, sea ella misma signo de esperanza con una nueva vida renovada.
Que quienes pueden hacerlo, porque tienen el poder, se atrevan a ponerlo al servicio de los que han perdido la esperanza en vez de hacerlo al servicio de otros intereses.
Que dejemos de ser “profetas de calamidades” y, a pesar de todos los problemas, sepamos ver también las posibilidades abiertas de tantas personas que trabajan por dar vista a los ciegos, hacer andar a los tullidos y dar nueva vida a los que no la tienen.
Que, en medio de todas las desgracias de nuestra sociedad, no nos cansemos de animar a los desanimados, no sólo con palabras sino con gestos concretos y compromisos sencillos que ayuden a levantar a los caídos.
Que seamos pacientes y resistentes ante las dificultades del momento, para esperar contra toda esperanza, y seguir haciendo los signos de Jesús, luchando por la vida de todos.
Ayúdanos, Señor, en este Adviento, a ver las cosas que positivas que hacen tantas personas en nuestra sociedad, que hacen realidad tu presencia salvadora en medio de nosotros.
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