14 noviembre 2024

Moniciones para el domingo 17 de noviembre

 

MONICIÓN DE ENTRADA

¡Hermanos y amigos! Sean todos ustedes bienvenidos a esta celebración. Que la ternura del Padre, la amistad del Señor Jesús y la alegría del Espíritu Santo inunden por completo nuestros corazones. 

Estamos en el Domingo Treinta y Tres del Tiempo Ordinario. La Liturgia de la Palabra de hoy nos trae una feliz noticia: todo momento es inminencia pacífica de Dios. La venida de Dios siempre nos trae designios de paz y salvación, nunca de aflicción. Cada hora es fin de un pasado de tinieblas y aurora de un futuro radiante. En medio de la oscuridad brilla ya para nosotros una gran luz: Cristo nos salvó. La muerte ya no hiere a sus amigos. Lo importante es sabernos salvados y vivir la alegría de nuestra salvación.

Seguros de la presencia de Jesús Resucitado, aquí y ahora, en medio de nosotros, pongámonos de pie para iniciar gozosos nuestra acción de gracias.

MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Daniel 12,1-3)

El profeta Daniel anuncia tiempos difíciles, de oscuridad que genera miedos. Pero anuncia también la alegre y definitiva aparición de la luz. Escuchemos.

Primera Lectura: Daniel 12,1-3.

Lectura del Profeta Daniel.

En el tiempo aquel se levantará Miguel, 

el arcángel que se ocupa de tu pueblo: 

Serán tiempos difíciles, como no los ha habido
desde que hubo naciones hasta ahora.

Entonces se salvará tu pueblo:
todos los inscritos en el libro. 

Muchos de los que duermen en el polvo despertarán:
unos para vida perpetua,
otros para la degradación perpetua. 

Los sabios brillarán 

como el fulgor del firmamento,
y los que enseñaron a muchos la justicia,
como las estrellas, por toda la eternidad.

Palabra del Señor

Salmo Responsorial: Sal 15 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti 

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. 

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena:
Porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. 

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

MONICION SEGUNDA LECTURA  (Hebreos 10,11-18)

En Jesús se realiza nuestra salvación definitiva. Con una sola ofrenda – la ofrenda de su vida – perdonó nuestros pecados. Ya nos salvó de la muerte.  Escuchemos con atención.

Segunda Lectura: Hebreos 10,11-14. 18.

Lectura de la carta a los Hebreos 

Hermanos: Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.

Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Palabra de Dios

MONICION EVANGELIO  (Marcos 13,24-32)

Hoy Jesús nos habla de la situación de oscuridad y miedos en que vivimos, pero nos garantiza que un día – nadie sabe cuándo – brillará para siempre la gracia de Dios entre los hombres.  Abramos el oído, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para escuchar la Buena Noticia.

+ Proclamación  del santo Evangelio según San Marcos 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-En aquellos días, después de una gran tribulación, el sol se volverá tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los ejércitos celestes temblarán.

Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, del extremo de la tierra al extremo del cielo.

Aprendan lo que les enseña la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, ustedes saben que la primavera está cerca; pues cuando vean ustedes suceder esto, sepan que él está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán. El día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.

Palabra del Señor

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