11 enero 2024

Una obra de amor y de vida: 14 de enero

 1.-En todo el mundo se han ido haciendo reservas naturales en maravillosas regiones de montes y valle, pobladas de toda clase de preciosos animales, regadas por limpios arroyos plagados de peces. Pues el Verbo y Palabra de Dios, que estaba desde el principio de Dios y era Dios, y por el que fueron creadas todas las cosas en las que dejó su impronta de belleza como describe San Juan de la Cruz:

Mil gracias derramando
Pasó por estos sotos con presura
Y yendolos mirando
Con sola su figura
Vestidos los dejó de su hermosura.

Ese Señor pudo convertir el Paraíso, el Edén en reserva natural vigilada por ángeles conde la humanidad viviera una vida idílica y hubiera sido un gran plan.

2.- También es una idea genial de un arquitecto japonés Imai Kenji, con materiales destrozados u quemado por la bomba atómica de Nagasaki, levantar en lo alto de una colina dos inmensos mosaicos, el del amor, contra el odio, y el de la esperanza contra la desesperanza de un futuro.

Trozos de porcelana de platos, braseros, floreros, soperas, porcelana roto y destrozada, forman aquel rojo de amor y verde-blanco esperanza que parece iluminar a toda la ciudad.

Pues el Verbo de Dios, nos sigue narrando San Juan, luz verdadera vio este mundo cubierto de tinieblas, como aquel día de Nagasaki en el que el humo amenazaba apagar al sol.

El que era la vida vio todo cubierto de muerte y sangre, como aquellos cadáveres que el río arrastraba al mar entre aguas ensangrentadas y sucias, como banco de monstruos marinos victimas de un odio sin límites.

Y ese Verbo de Dios que es vida para todo hombre que viene a este mundo, decidió como el arquitecto japonés, hacer del odio y la muerte una obra de amor y de vida.

José María Maruri, SJ

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