Presidente: Oremos al Señor, nuestro Dios, que nos llama a la conversión y a una misión en la Iglesia, y pidamos por nuestras necesidades y las del mundo entero. Digamos todos:
Padre, escúchanos.
- Por los que han renunciado a cualquier porvenir humano y lo han dejado todo para ser pescadores de hombres. Para que su gesto sea comprendido como respuesta de fe a la invitación de Cristo. Oremos.
- Por los que se aferran a las realidades efímeras: el dinero, el placer, el poder, el dominio, el prestigio, lo que más se valora. Para que todos comprendan que la presentación de este mundo se termina y que el momento de la conversión es apremiante. Oremos.
- Por los que tienen el corazón endurecido: para que se dejen interpelar por la Palabra de Dios que hoy nos empuja a la conversión. Oremos.
- Por todos nosotros, para que aceptemos el llamado a la conversión, que Jesús nos ha hecho y aceptemos también el reto de servirle en la misión a la que Él nos llame. Oremos.
Presidente: Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas y acuérdate de nosotros por tu bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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