PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Celebramos hoy el domingo vigésimo durante el año, y esta Eucaristía debe ayudarnos a vivir siendo signos de contradicción, como el anciano Simeón le dijo a María que sería el mismo Cristo; debe ayudarnos a vivir en un clima de permanente violencia al pecado que quiere trabarnos en su seguimiento.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
El Señor hoy nos presenta a Jesús como enviado a poner fuego en la tierra; su misión no consiste en sembrar la división, pero de hecho la provoca, es por eso, signo de contradicción; ante Él no puede existir la indiferencia, sino su aceptación o rechazo. La fidelidad a Cristo nos exige una opción que frecuentemente supone desgarramiento y contradicción, nos exige el ser bautizados en la cruz. Él ha venido atraer el fuego del amor, para que el corazón de los hombres arda en el amor a Dios y a los demás.
1ª. LECTURA: (Jr 38, 4-6. 8-10) (Ver texto)
Este texto, que es histórico y concreto, nos muestra la vida del Profeta como un martirio continuado, ya que su misión es vivir pronunciando los juicios de Dios y acatando sus órdenes.
SALMO RESP.: (39, 2-4. 18) (Ver texto)
R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!
2ª. LECTURA: (Hb 12, 1-4) (Ver texto)
Esta carta nos presenta el significado de la prueba y el sufrimiento cristianos, el sentido de la violencia que se nos impone en diversa medida.
EVANGELIO: (Lc 12, 49-53) (Ver texto)
Jesús se nos presenta como el que viene a instaurar el Reino, exigiendo una purificación que Él mismo se encargará de llevar a término.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Jesús nos ha enseñado el verdadero amor por Dios y los hermanos, siguiendo su ejemplo elevemos nuestra oración al Padre, pidiéndole que escuche nuestras peticiones.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"SEÑOR, ENCIÉNDENOS CON EL FUEGO DE TU AMOR"
v Padre bueno, porque queremos que la Iglesia, bajo la guía del Papa Francisco, sea siempre fiel en su misión de iluminar el mundo con la luz del Evangelio, te pedimos...
v Padre santo, para que nuestra Iglesia diocesana asuma el compromiso que tenemos de anunciar la verdad y denunciar el peligro que nos acecha, con los criterios dominantes del materialismo y la violencia, te pedimos...
v Padre todopoderoso, porque queremos una patria en la que se terminen definitivamente los egoísmos personales y sectoriales, y en la que todos busquemos el bien común, preocupándonos fundamentalmente por los más pobres y necesitados, te pedimos...
v Padre misericordioso, por todos los que sufren, los pobres, oprimidos, rechazados, desterrados, para que puedan descubrir que uniendo sus sufrimientos a los del Señor, podrán ser los primeros en el Reino de los Cielos, te pedimos...
v Padre nuestro, para que todos los miembros de esta comunidad, no siendo ni tan prudentes ni tan cobardes a la hora de presentar tu mensaje, demos testimonio con nuestras vidas, de adhesión y fidelidad total al Evangelio, convirtiéndonos en elementos de unidad, de paz y de concordia, te pedimos...
CELEBRANTE:
Dios misericordioso, tu Hijo se ha manifestado al mundo como signo de contradicción, concédenos que también nosotros podamos, con nuestras vidas, ser portadores de su paz y amor en medio de la violencia que supone la firme adhesión a su persona. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Ofrezcamos a Dios un compromiso cierto a ser en el mundo signos de contradicción, que seguimos a Cristo sin componendas con las exigencias del mundo.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Con fe y alegría hagamos ahora nuestra acción de gracias al Padre, por Cristo, que con el fuego de su amor, con su cruz y con su obediencia, nos ha purificado de nuestros pecados.
COMUNIÓN:
El participar del Cuerpo de Cristo, nos implica también participar de su vida, de su misión: traer al mundo el fuego de su infinito amor por toda la humanidad.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Al finalizar nuestra Eucaristía dominical, volvemos a nuestros hogares, a nuestros ambientes, con el compromiso de ser portadores del amor misericordioso del Señor, y de estar dispuestos a vivir constantemente el desgarramiento y contradicción que supone el seguimiento de Cristo.
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