28 diciembre 2015

Para la homilía (Solemnidad de Santa María, Madre de Dios)

NOVEDAD y PAZ, son dos palabras sugerentes y alentadoras que se nos ofrecen en este inicio de año. Son palabras que suscitan en nosotros buenos deseos, posibilidades y esperanzas de un futuro abierto, de entendimiento y armonía.
La novedad del cambio en el calendario invita a empezar una etapa diferente, con todas sus páginas por estrenar. Dejar lo viejo, lo ya trillado y conocido, para abrirnos a lo que está por venir. Y, a pesar de incertidumbres y amenazas, nos predispone a soñar con la terca esperanza de que el nuevo año será mejor, más pacífico que el pasado.
Habitando esa novedad, encontramos la Bendición de Dios, una bendición de benevolencia y Paz.
“El Señor te bendiga y proteja”
Lo que Dios siente y dice sobre nosotros son siempre palabras buenas, creadoras de vida, que buscan nuestra acogida y colaboración. Dios sigue diciendo bien de su obra, no la abandona, sigue presente y actuando, haciéndola posible. Y sobre todo, Dios nos bendice en el Hijo, es su gran regalo, en Él nos da lo mejor: su Palabra buena y definitiva que inaugura la plenitud de los tiempos. Él mismo se hace acontecimiento salvador en la historia de la humanidad, “nacido de mujer, nacido bajo la ley”, y “le pusieron por nombre Jesús”: “Dios salva”.

“El Señor te conceda la PAZ”
A partir del nacimiento de Jesús, nuestros sueños de paz se convierten en tarea. La Bendición de Dios, su regalo, no es una palabra mágica, sino Palabra a ser vivida, porque el edi cio de la paz está por construir.
¿Cómo construir la PAZ en la novedad del año que iniciamos?
• Tal vez reconociendo, lo primero, nuestra deuda personal y colectiva en el activo de la Paz. Porque justificamos muchas violencias, exclusiones, injusticias… Probablemente no las defendemos mentalmente, pero las justifican nuestras actitudes y posturas sociales ante los más débiles, inmigrantes, parados, encarcelados…
• Pidiendo y celebrando la Paz que el Espíritu sigue gestando en el interior de cada uno y que nos impulsa a salir del propio interés individual para acoger la preocupación solidaria por el mundo.
• Haciendo la Paz, la que se construye sencillamente con la pequeña paz de cada día, la que busca comunión y pone signos de una cultura nueva de armonía y diálogo en el aquí y ahora de mi vida. “Porque para la paz no hay camino, la Paz es el camino” ( Gandhi)
Así nos lo recuerda también el Papa Francisco:
“La Paz no es un producto industrial, es un producto artesanal que se construye cada día con bondad, amor y perdón.” Este año, el papa nos envía un nuevo mensaje: «Vence la indiferencia y conquista la paz» (sería bueno dedicar algunas palabras al mensaje del papa de este año nuevo).
Necesitamos reavivar sueños y utopías. Lo necesitamos para tener ánimo, coraje, dirección. No basta esperar a ver qué novedad nos traerá el próximo año. Necesitamos cargarnos de ilusión y esperanza y salir al encuentro de los acontecimientos, con creatividad, haciendo y siendo cada uno ese cambio de PAZ que deseamos para el mundo, bien conscientes de que “la paz es costosa, pero el costo merece la pena” (Proverbio africano Kikuyu).
Hacemos memoria también hoy de Santa María, Madre de Dios.
Lo hacemos recordando que el Dios al que María ora y glori ca en su canto de alabanza, es el Dios que ensalza y libera a pobres, pequeños, a aquellos a quienes se les hace violencia cotidiana y se les niega la Paz. María se hace colaboradora de la obra de Dios. Asume el proyecto de Dios y lo hace suyo. Nos enseña así que Dios no trazará caminos nuevos de Paz sin el compromiso humano.
Porque:
¿Cual es la novedad que espero y deseo en este año?
¿En qué Paz creo? ¿Qué Paz deseo?

¿Qué Paz nos regala Dios? ¿a qué nos invita con ella?
Ana María Martínez Rodamiláns, mmb

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