MONICIÓN DE ENTRADA
Sed todos bienvenidos a esta Eucaristía, en el Año Jubilar de la Misericordia. Celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen. Y esa idea –la de concepción sin pecado de María-- estuvo antes en el corazón del pueblo que en la aprobación oficial de la Iglesia. En España nada menos que desde el siglo XVII y luego por todos los países católicos. Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, declaró la concepción sin pecado de la Virgen como Dogma de fe. Es, por tanto, una fiesta que tiene un origen popular pleno que nos inunda de alegría. Celebramos, además, esta fiesta en medio del Adviento –hace dos días nos reuníamos aquí con en la eucaristía del Domingo Segundo de Adviento—y ello no es una casualidad. María está presente en nuestra espera de la Redención, que eso es el Adviento. Pero además –y es una ocasión única—celebramos el inicio del Año Jubilar de la Misericordia y hasta el 20 de noviembre caminaremos unidos, junto al Papa Francisco, para expandir la misericordia de Cristo por todo el mundo…
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Oiremos en la primera lectura, el relato del Libro del Génesis en que Adán y Eva fueron tentados por la serpiente. Y tiene especial significado hoy pues si Eva sufrió un engaño que iba a afectar a toda la estirpe humana, Maria de Nazaret estuvo libre de la herencia de Eva –el Pecado original—siendo su ausencia de pecado, el primer paso para la Redención.
S.- El salmista que compuso el salmo 97 hacía una invitación a todas las criaturas –a todas las gentes, judíos y gentiles—para que alaben a Dios, Rey del Universo. La invitación del antiguo poeta también nos sirve a nosotros: que debemos ensalzar y glorificar constantemente al Señor Dios Nuestro Padre.
2.- El fragmento de la Carta de San Pablo a los habitantes de Éfeso narra como Jesús, por decisión del Padre, y por efecto de su amor y su gracia, es quien nos hace santos e irreprochables. Es un texto muy importante que nos debe enseñar. Ayer, hoy y siempre.
3.- No hay escena más bella y emocionante en los Evangelios. Es la que cuenta Lucas sobre la anunciación del Arcángel Gabriel a Maria y sobre el alto destino que Dios había elegido para ella. Gabriel se presenta para pedir permiso a Maria. No lo dudó y aceptó la altísima misión de ser Madre del Redentor. Dios no se impone. Dios cuenta, siempre, con nuestra libertad. Tengámoslo en cuenta.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Plegaria especial del sacerdote navarro, don Javier Leoz para nuestra despedida de la misa de la Inmaculada, en el inicio del Año de la Misericordia
¡INMACULADA LLENA DE MISERICORDIA!
Llena de Dios, que es todo corazón,
y vaciándote de Dios para traérnoslo al mundo
Llena del cielo, para esta tierra fría
y cálida en tus entrañas para darnos al Salvador.
Así, Virgen Inmaculada, eres Tú
No dejes, en este Año Santo Jubilar,
que neguemos lo que –desde Dios y ante Dios- nos hace eternos:
el amor sin límites y la generosidad sin cuentas
Que de tu mano, Virgen Inmaculada,
sepamos descubrir, acoger y pregonar
a Aquel que, en tu morada virginal,
se hizo carne y, luego, se dejó adorar.
¡Siempre Inmaculada!
¡Siempre Misericordiosa Madre!
Exhortación de Despedida
Hemos celebrado en nuestra Eucaristía a la Inmaculada Virgen María. Y además hemos iniciado el Año Santo y Jubilar de la Misericordia. Salgamos, pues, felices del templo y comuniquemos a todos, sin timideces, las causas de nuestra alegría.
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