25 enero 2014

Comentario al Evangelio de hoy, 25 enero

De san Pablo celebramos dos fiestas: una con san Pedro el 29 de junio y esta de su conversión. Doble nacimiento: a la vida de la fe y a la vida eterna. Pablo se tomaba muy en serio las cosas: tanto en la persecución como luego en el testimonio. En Pablo se cumplen las palabras del Evangelio: ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. Pablo el gran misionero. Pero todo comenzó con una llamada de amor. Pablo, en el camino de Damasco, abandona su antiguo camino.
Junto con su conversión también es importante caer en la cuenta de la conversión de la comunidad: olvidar todos los prejuicios y abrir al que llama a la puerta porque Dios saca hijos debajo de las piedras y cambia los corazones aparentemente más duros. Aceptar esto no es fácil: ni en la comunidad de entonces ni muchas veces hoy. Por eso esta fiesta es un motivo de gozo.
Hoy cerramos el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos y lo tenemos muy presente en nuestra oración.
Y para nosotros una pregunta: convertirnos, ¿de qué?
Óscar Romano, cmf

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