16 junio 2015

Domingo 21 junio: Guión Litúrgico 1

21 DE JUNIO DE 2015
Liturgia de las Horas – Cuarta Semana del Salterio

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Juntos cantando la alegría, de vernos unidos en la fe y el amor.  Juntos sintiendo en nuestras vidas, la alegre presencia del Señor.

Hay una fe que nos alumbra con su luz, una esperanza que empapó nuestro esperar.  Aunque la noche nos envuelva en su inquietud, nuestro amigo Jesús nos guiará. 
   
SALUDO Y  MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

GLORIA.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de Job 38, 1. 8-11.

El Señor habló a Job desde la tormenta: “¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: ´´Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas``?” 
     PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 106.
Antífona: Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Entraron en naves por el mar, comerciando por las aguas inmensas.  Contemplaron las obras de Dios, sus maravillas en el océano.

Él habló y levantó un viento tormentoso, que alzaba las olas a lo alto; subían al cielo, bajaban al abismo, el estómago revuelto por el mareo.


Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación.  Apaciguó la tormenta en suave brisa, y enmudecieron las olas del mar.

Se alegraron de aquella bonanza, y él los condujo al ansiado puerto.  Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.

SEGUNDA LECTURA. 
Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 5, 14-17.

Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
Por tanto, no valoramos a nadie según la carne.
Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.
El que es de Cristo es una criatura nueva.
Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.  Dios ha visitado a su pueblo.     

EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 4, 35-40.

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla.”
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban.  Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua.  Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.  Lo despertaron, diciéndole: -“Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”
El viento cesó y vino una gran calma.  Él les dijo: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!” 
PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Te ofrecemos Señor, lo que nos diste Tú.

La fe que sembraste en todos los hombres, el amor y la esperanza que llenan la vida.

El pan en las manos de tu sacerdote, el cáliz que ofrece por todos los hombres.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Si vienes conmigo y alientas mi fe, si estás a mi lado a quien temeré. (Bis)

A nada tengo miedo, a nadie he de temer, Señor, si me protegen tu amor y tu poder.  Me llevas de la mano, me ofreces todo bien.  Señor, Tú me levantas, si vuelvo a caer.

¡Qué largo mi camino! ¡qué hondo mi dolor!  Ni un árbol me da sombra ni escucho una canción.  ¿Será que a nadie puedo mirar ni sonreír?  Señor, Tú solo quedas, Tú solo junto a mí.

En cosas que se mueren yo puse el corazón.  Fue tierra mi tesoro, fue vana mi ilusión.  En cosas que se mueren me voy muriendo yo, Tú solo vives siempre, Tú solo mi Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Gracias, Señor, por quedarte siempre a nuestro lado hecho pan y vino, para ser el alimento que nos ayuda a recorrer el camino.

También nosotros, como los apóstoles, vemos muchas veces nuestra vida dar tumbos a merced de las olas, y tú parece que no te enteras, que estás dormido. ¡Sálvanos, Señor! te gritamos ante la enfermedad y la adversidad. Pero tú estás siempre a nuestro lado. 

Danos una fe fuerte, que no necesite continuamente de signos y milagros para creer, que no nos deje dudar aún en los momentos duros de la vida, cuando nuestra barca parece que se hunde. 

Señor, tú eres nuestra fe, tú eres nuestra fuerza, nuestra paz y nuestra esperanza, no dejes que nos apartemos de Tí. Gracias. Señor. 

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto.
Hoy, Señor, te damos gracias, por la vida la tierra y el sol.  Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.

Gracias, Padre, tú guías mis pasos, tú eres la luz y el camino, conduces a ti mi destino, como llevas los ríos al mar.

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