02 octubre 2014

Vísperas 2 de octubre

2 de octubre de 2014, jueves de la semana XXVI del Tiempo Ordinario. Santos Ángeles custodios. (Memoria).
Oración de la tarde (vísperas) 


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO
Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.

En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.

Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo 
hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.

En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.

Antífona 1: El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.

SALMO 33: El Señor, salvación de los justos
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen 
y se alegren.

Proclamad conmigo 
la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, 
El lo escucha
y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa 
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved que bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a El.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta 
a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor 
no carecen de nada.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.

Antífona 2: Vive el Señor, que su ángel me ha guardado.

SALMO 33: (continuación)
Venid, hijos, escuchadme: 
os instruiré en el temor del Señor;
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta 
con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.

Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
Él cuida de todos sus huesos,
y ni uno sólo se quebrará.

La maldad da muerte al malvado,
los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a Él.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Vive el Señor, que su ángel me ha guardado.

Antífona 3: Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.

CÁNTICO
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.

LECTURA BREVE: (Ap 8, 3-4)
Vino un ángel con un incensario de oro, y se puso junto al altar. Le entregaron muchos perfumes, para que aromatizara las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel subió a la presencia de Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos. 

RESPONSORIO BREVE:
V. A sus ángeles, Dios ha dado órdenes.
R. A sus ángeles, Dios ha dado órdenes.
V. Para que te guarden en tus caminos.
R. Dios ha dado órdenes.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A sus ángeles, Dios ha dado órdenes.

Antífona Magnificat: Sus ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.

MAGNIFICAT:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el todo poderoso ha hecho obras grandes en mí,
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magnificat: Sus ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.

PRECES
Pidamos al Señor que, como los ángeles, poderosos ejecutores de sus órdenes, seamos siempre prontos a la voz de su palabra. Implorémosle, diciendo: 
Con los ángeles, cantamos el himno de tu gloria. 
Oh Dios, que has constituido a los ángeles mensajeros de tus maravillas, 
—haz que, con su ayuda, también nosotros comuniquemos a los hombres tus proezas, 
Señor Altísimo, a quien los ángeles proclaman santo sin cesar, 
—haz que la Iglesia resuene para ti la alabanza perenne. 
Tú que a tus ángeles has dado órdenes para que guarden a tus siervos en sus caminos, 
—haz que todos los que viajan vuelvan con paz y alegría a sus hogares. 
Tú que mandaste a tus ángeles anunciar la paz a los hombres 
—haz que sugieran siempre a los gobernantes y a sus pueblos proyectos de paz. 
Cuando envíes a tus ángeles a reunir a tus elegidos de los cuatro vientos, 
—haz que todos tus hijos sena contados entre los elegidos. 
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

PADRE NUESTRO

ORACIÓN:
Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

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