12 octubre 2017

El Reino de los cielos se parece a la boda del hijo del rey

¿Oigo bien lo que me dices, Señor Jesús? ¿Me dices que lo que Tú has venido
a instaurar en este mundo
es como una gran fiesta…?
¿Es eso lo que nos dices?
¿Es así como lo vivo?
¿Es así como los vivimos la mayoría de los cristianos?
¿Es así como nos ven
los que no se dicen cristianos?

Ciertamente hay personas que lo viven de esta forma.
Los hay y los ha habido
que han vendido todo lo que tenían por seguirte,
por implicarse en tu Proyecto,
y son felices, muy felices…
vaya si son felices.

Pero… ¿cuántos son? ¿No podrían ser más?
Ya sé, Señor Jesús,
que al invitarnos a participar en la fiesta que es tu Reino, no debes querer decir que hemos de cerrar los ojos
a los sufrimientos
que se dan en nuestro mundo:
a la gente que vive sola, a los presos, a los enfermos,
a los que vienen en pateras,
a las víctimas de tantas violencias… Pienso, Señor Jesús, que todos los males que vemos
y que hacen sufrir a tantas personas no pueden ser nunca motivo de gozo, al contrario nos tienen que conmover, como a Ti

Como Tú hacías, Señor Jesús, nosotros también estamos llamados
a conmovernos,
y si es preciso a llorar con los que lloran, solidarizándonos con todos ellos.
O sea, estamos llamados a tener
un corazón de carne y no de piedra.

Pero, así y todo, el saber, Señor Jesús, que tratamos de seguir tus pasos,
que procuramos adaptarnos a tu forma de vida, el alimentarnos a diario
de tu Palabra y de la Eucaristía,
el tener a Dios como Padre nuestro,
el trabajar por un mundo de hermanos, el ser compasivos, servidores con Tú ,
el buscar permanentemente la voluntad de Dios Padre,
el esperar el encuentro definitivo en la casa del Padre… ha de ser motivo de gran gozo.

Tu Reino es lo más bonito del mundo, eso es lo que vienes a decirnos hoy.
No sé si muestro a los demás mi gozo o no eso no me quita el sueño
pero lo que sí que quiero
es que no tenga que ir a buscar otras aguas por que la tuya me sacia;
lo que sí que quiero es que el Reino,
tu Proyecto, sea el gran gozo de mi vida.

Haz, Señor Jesús, que en tu Proyecto encuentre mi alegría.
Cuando el equipo de fútbol de España ganó el Mundial por todas partes fue una explosión de gozo.
No sé si ha de ser así nuestro gozo, seguramente tendrá que ser más tranquilo, pero más duradero, más eficaz,
más positivo, con menos cantos, banderas y bebidas.
Pero más de todos, especialmente de los humildes y sencillos.

¡Ah! también me has dicho, Señor Jesús, algo muy importante que no podemos olvidar a los que ya estamos en el banquete:
Tú nos pides que nuestro vestido, nuestro estilo de vida esté a tono con las pautas que nos has trazado.

Échanos, Señor Jesús, una mano para que así sea.
Posiblemente es mucho lo que tengamos que hacer para tener el vestido de boda y para que otros lo tengan.
Igual que a veces,
al ver en el otro una mancha en su vestido, le indicamos su mancha
así también podemos eliminar
otras manchas en nosotros
y en los demás para mantener limpio
el vestido de fiesta.

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