Con toda la alegría y nuestro amor fraterno, os damos la bienvenida en esta noche santa, que cambió el curso de la historia. Estábamos en vigilante espera a lo largo de todo el adviento. La escritura nos dice que se hizo un gran silencio en tierra… La creación entera esperaba al Niño que es Dios. Y Él ya ha llegado. Él ya está entre nosotros. Humilde entre los humildes, ha nacido en el portal de Belén, le acompañan María y José y, junto a ellos tres, todos los hombres y mujeres que esperan la paz y alegría de parte de nuestro Dios. El milagro se ha producido, Dios ha venido al mundo para salvar a toda la creación. Resuene nuestro canto más alegre en esta gran noche de luz, paz y amor.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Todas las lecturas nos hablarán hoy del puente entre tiniebla y luz. Y en la primera, del libro de Isaías nos invita a abrir los ojos para ver extasiados a un Niño descendiente de David, al Emmanuel, portador de la plenitud, de la justicia y de la paz.
S.- El salmo 95 es un canto de alegría porque Dios reina sobre toda la Tierra y sobre sus criaturas. Es como ponerse en presencia del Señor y es lo que hacemos nosotros en esta noche tan especial. Es un canto de los tiempos finales cuando la espera del Señor se ha cumplido.
2.- Es la venida de Cristo, nos dice la segunda lectura de la Carta de Pablo a Tito, la que nos propone e inspira, desde ahora, asumir un comportamiento nuevo ético y fraternal. Una vida purificada y digna de recibir, en la aparición gloriosa, al Salvador del mundo.
3.- El evangelio de Lucas nos da la señal para reconocer al Niño Dios que ha nacido: la pobreza. Sólo cuando dejemos las riquezas, los privilegios, el poder: entonces se podrá reconocer la verdadera Iglesia de Cristo. Los pastores así lo entendieron. Y los ángeles cantaron a la paz del mundo que trajo el Niño.
Lectura de Post-comunión
MONICIÓN
Junto a nuestros cantos, junto a nuestra alegría desbordante, en estos momentos últimos de nuestra Misa de Medianoche, os ofrecemos esta bella oración.
¡QUE NOCHE TAN REBUENA!
Por Javier Leoz
Nace el Salvador, y los ángeles, proclaman su gloria
Viene Dios, y el mundo –roto y malévolo-
siente en sus propias carnes
la bondad de un Dios humanado.
Ojos de fe, como los que tuvieron los pastores,
son necesarios para descubrir este portento:
nada prodigioso, nada extraordinario,
nada espectacular, nada ruidoso….
Un niño, envuelto en pañales,
abriga y reconforta a un mundo
tan confundido por ropajes vistosos.
Un pesebre, en el cual vemos a un niño,
que visualiza la promesa: se nos da un Hijo.
Amén.
Exhortación de despedida
Como dice el famoso villancico “hoy no es noche de dormir”. Sigamos en nuestras casas esta fiesta de alegría y paz. Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad. Queda todo dicho, ¿no?
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