18 agosto 2015

Domingo 23 agosto: Recursos

Recursos litúrgicos para la Celebración de los Dones de las Mujeres ...
LOS CRISTIANOS HOY APUESTA POR TOMAR EN SERIO EL EVANGELIO, DEJANDO DE VIVIR EN LA AMBIGÜEDAD Y TOMANDO DEFINITIVAMENTE UNA OPCIÓN
SENTIDO DE LA “APUESTA”
Al concluir el capítulo sexto de Juan, se nos imponen dos posibles caminos: el sí o el no, como dice la Escritura: “Mira, hoy pongo delante de ti vida y felicidad, muerte y desgracia” (Dt 30, 15). Querámoslo o no, al final del camino, cuando uno ha leído (desde “dentro”) el evangelio, se impone la pregunta: “¿Qué decides?, ¿qué camino es el que tomas?” Dice Juan Bautista Metz: “Los niveles de atención, de dedicación, de responsabilidad enunciados por Jesús son intranquilizadores, “escandalosos”… ¿Quién puede vivirlo consecuentemente? Y, así, nos venimos esforzando, desde hace 2000 años, por empequeñecerlo, por reducirlo, para poder ponemos de acuerdo con él sin tener que convertimos demasiado” (J. B. Metz, “Pasión de Dios”). ¿No es ésta, precisamente, la escena del evangelio de hoy? Dice la Escritura: “Conozco tus obras y no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero eres solo tibio, ni caliente ni frío. Por eso voy a vomitarte de mi boca” (Ap 4,15-16). Es hora, en estos tiempos nuestros, de tomarnos en serio el evangelio, de tomarnos en serio la vida, de cogerlo “por los cuernos” y tomar una opción. Es lo que estos tiempos –el “hoy”- nos está exigiendo a los cristianos si queremos que Jesús y el evangelio pueda tener alguna relevancia de sentido para nuestras gentes, para nuestro mundo.
UN TEXTO
Adsum
La exigencia más inmediata de una vida personal, la que se dirige tanto al incrédulo como al creyente, al ateo como al fiel, es la de nuestro compromiso: “Decid sí, sí, o no, no; lo demás viene del demonio.”
Cuando Pascal quiere abordar su apologética, no se dirige al perseguidor, sino al indiferente, al que no quiere apostar y cree que puede permanecer en este balanceo entre el sí y el no; conducir al borde del “Non serviam”, al que no quiere decir ni sí ni no, es sin duda hacerle más capaz para los milagros de la gracia que lo estaba bajo su cobertura de irresponsabilidad. Una opción ha decidido para la eternidad la suerte de los ángeles; otra, el destino del hombre, y otra (la de una doncella judía), la Encarnación del Hijo; es su acto para todos lo que se nos pide cada día repetir, con un sí y un no. Adsum, dice el joven diácono que recibe las órdenes: “Estoy aquí y soy tal”; he luchado contra el fariseísmo, las ilusiones del amor propio, las cobardías más sutiles; si no he aceptado el compromiso, yo no he negado mis circunstancias; quizá pueda comenzar a ofrecer un ser consistente al ministerio de Cristo.
De esta forma, la primera acción de la vida cristiana es, en nosotros, la reducción de esta zona que Heidegger llama “el mundo del Se”. Es decir, el mundo de la irresponsabilidad y de las escapatorias, que con tanta facilidad se instala en la psicología colectiva de los grandes cuerpos sociales, el mundo del se dice, el mundo de lo que se hace. A medida que nos despersonaliza más profundamente, mediante la prensa, los conformismos públicos, los slogans baratos y la acomodación a la irresponsabilidad, coagula nuestras comunidades vivas de hombres incomparables e inalienables en estas especies de concreciones sociales que se llaman la opinión, los hábitos, la rutina. En lenguaje cristiano es muy necesario llegar a hablar de una especie central y grave de pecado contra la persona…. Adsum. ¡Presente! El cristiano es un ser que asume… (Emmanuel Mounier, “Manifiesto al servicio del personalismo”, Ed. Taurus, Madrid 1976, pp. 237-238)
UNA CANCIÓN
Los sueños cambiaron el destino de los hombres y de las naciones
¡Di sí! ¡Seguiremos!
Si dicen perdido, ¡yo digo buscando!,
si dicen no llegas, ¡de puntillas alcanzando…!
¡Y sí! ¡Seguiremos!
Si dicen caíste, ¡yo digo me levanto!,
si dicen dormido, es mejor ¡soñando…!
Entre unos y otros ahí estás tú.
Somos los mismos, somos distintos
pero nos llaman multitud.
Perdonen que no me levante
cuando digan “¡de frente!” y “¡al paso!”:
no somos tropas, no somos soldados.
Mejor: gotas sobre olas flotando.
¡Y sí! ¡Seguiremos!
Perdonen que no me aclare
en medio de este mar enturbiado.
Nos hicieron agua trasparente.
No me ensucien más.
Yo ya me he manchado.
Y es que hay una gran diferencia
entre pensar y soñar…
Yo soy de lo segundo
¡En cada segundo vuelvo a empezar!
¡Y sí! ¡Seguiremos!
Hoy sabemos que lo importante es soñar, liberar nuestro inconsciente, el filtro de censura del pensamiento. Creemos que al soñar perdemos un tercio de nuestra vida, y nos equivocamos.

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