21 enero 2015

Moniciones 3º Domingo del T.O. 25 enero

MONICIÓN DE ENTRADA

Paz y amor en el inicio de esta Eucaristía del Tercer Domingo del Tiempo Ordinario. Es nuestro gran deseo. Hoy Jesús comenzará a elegir a sus discípulos. La prodigiosa andadura del Reino de Dios se inicia con la búsqueda y elección de unos humildes pescadores. Ellos serán, tiempo después, los heraldos impetuosos del Evangelio. Jesús elige a sus discípulos, no son los discípulos quienes le elijen a Él. Y con nosotros acontece lo mismo. Jesús nos elige para que demos mucho fruto y llevemos la paz, el amor, la salud y la felicidad a nuestros hermanos. Hoy, además, la Iglesia celebra la Jornada de la Infancia Misionera, obra antigua, del siglo XIX, que permanece. Y para terminar este saludo inicial deciros que debemos tener un gran recuerdo para el viaje memorable que el Papa Francisco ha realizado a Filipinas a Sri Lanka.




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En la primera lectura, sacada del Libro de Jonás, vemos como el mismo profeta se sorprende de la misericordia de Dios para con el pueblo de Nínive. El creyó que el perdón de Dios para esa ciudad pecadora tendría que venir con grandes prodigios. Y es su predicación lo que, sencilla y suavemente, mueve a ese pueblo a la fe y al arrepentimiento.

S.- El salmo 24 no es otra cosa que una oración pidiendo a Dios su mano de Padre para que nos lleve por los caminos de verdad y de justicia. Ya el salmista, hace miles de años, descubre que toda vida humana, por quebrantada que se encuentre es recuperable por el amor de Dios. Nosotros hoy debemos tenerlo muy en cuenta.

2.- Pablo que, sin duda, era un místico eleva, a veces, su doctrina hasta lo más alto. Y es lo que sucede en nuestra segunda lectura de hoy, de la Primera Carta a los Corintios. Él espera ya en el cielo, y por eso las cosas mundanas no tienen apenas importancia. A nosotros ese mensaje nos debe servir para colocar cada cosa en su sitio. Es decir, las cosas de aquí tienen una cierta provisionalidad si las comparamos con la vida eterna.

3.- Comenzamos hoy la lectura continuada del Evangelio de San Marcos, el evangelista que nos acompañará en la liturgia de este Ciclo B. Marcos se expresa con brevedad y de manera muy concreta. Así nos narra hoy la llamada, al borde del lago de Genesaret, de Pedro y Andrés; de Santiago y de Juan. Jesús había iniciado el anuncio de la llegada del Reino de Dios, pero elige, enseguida, a quien le ayudaran en esa misión. Es el principio de la aventura más prodigiosa de la historia de la humanidad: la salvación ofrecida por el mismo Dios, hecho hombre, a un pueblo que ama y que no le ha sido fiel.



Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Escuchemos con atención la plegaria que para estos finales de nuestra Eucaristía nos presente el sacerdote navarro, Jesús Leoz.



¡LLÁMAME PORQUE ES MI HORA, SEÑOR!



Que, hoy más que nunca, me  siento Iglesia

Que, hoy más que nunca, creo  y espero en Ti

Que, hoy más que nunca,  quiero dejar algo por Ti

Que, hoy más que nunca,  deseo ser pescador

de otros mares y en otros  puertos

Como padre o madre,  sacerdote o labriego, 

profesor o anciano, niño o  joven, estudiante o contemplativo

arquitecto o religiosa,  obrero o empresario…

Pero siempre contigo, Señor. 

¡Contigo y por tus mares!
Exhortación de despedida

Nos sentimos alegres. Hemos visto como el Señor Jesús elige a sus apóstoles. Hemos tenido la idea de comenzar a ver una bella historia. Y estamos deseando volver, aquí, al templo, el domingo que viene para seguir escuchando los siguientes capítulos de esta historia de amor y de paz.

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