24 enero 2015

Liturgia 24 de enero

Misa a elección:
Feria. Verde
María, Reina de la paz. Memoria libre. Blanco
San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia. Memoria libre. Blanco
Los ángeles cantaron en Navidad: “Paz a los hombres”. Jesús es nuestra paz, y María fue la colaboradora para que Jesús se hiciera presente en nuestra tierra. En sus distintas apariciones, María nos exhorta siempre a orar para alcanzar la paz entre los hombres.
Antífona de entrada cf. Sal 65, 4
Toda la tierra se postra ante ti, Señor, y canta en tu honor, en honor de tu nombre.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas el cielo y la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo y concede tu paz a nuestro tiempo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
O bien: de María, Reina de la Paz

Padre santo, que por medio de tu Hijo único otorgas la verdadera paz a los hombres del mundo entero, concédenos; por la intercesión de la Virgen María, que todos gocemos de tranquilidad y permanezcamos unidos en el amor fraterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
O bien: de san Francisco de Sales
Señor y Dios nuestro, que para la salvación de los hombres quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para todos, concédenos que, a ejemplo suyo, manifestemos siempre la mansedumbre de tu amor en el servicio a los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Lectura Heb 9, 1-3. 6-7. 11-14
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: La primera Alianza tenía un ritual para el culto y un santuario terrestre. En él, se instaló un primer recinto, donde estaban el candelabro, la mesa y los panes de la oblación: era el lugar llamado Santo. Luego, detrás del segundo velo había otro recinto, llamado el Santo de los santos. Dentro de este ordenamiento, los sacerdotes entran siempre al primer recinto para celebrar el culto. Pero al segundo, sólo entra una vez al año el Sumo Sacerdote, llevando consigo la san­gre que ofrece por sus faltas y las del pueblo. Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. Él, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua –no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado– entró de una vez por todas en el San­tuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna. Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente!
Palabra de Dios.
Comentario
Ya no se necesitan tantos ritos ni tantos espacios sagrados como en el antiguo templo de Jerusalén. Ahora el culto no depende de la sangre de corderos o animales sacrificados, porque Cristo ha entrado al Santuario de Dios y él mismo ha sido el sacrificio. Esto fue una vez y para siempre, para reconciliar a todos los hombres con Dios.
Salmo 46, 2-3. 6-9
R. ¡El Señor asciende entre aclamaciones!
Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra. R.
El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey. R.
El Señor es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno. El Señor reina sobre las naciones, el Señor se sienta en su trono sagrado. R.
Aleluya cf. Hech 16, 14b
Aleluya. Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.
Evangelio Mc 3, 20-21
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: “Es un exaltado”.
Palabra del Señor.
Comentario
No es fácil reconocer cuándo alguien habla o no de parte de Dios. Se lo puede confundir con un fanático o un loco. Esto le debe haber pasado a los familiares de Jesús. Sólo después, al ver sus actitudes y su obra misericordiosa, pudieron reconocer en él a un hombre lleno de amor.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente de estos misterios, pues cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión cf. Sal 22, 5
Tú preparas ante mí una mesa, y mi copa rebosa.
O bien: 1Jn 4, 16
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él.
Oración después de la comunión
Infunde en nosotros, Padre, tu espíritu de amor, para que, saciados con el único Pan de vida, permanezcamos unidos en la misma fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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