Tú, Señor, nos llamas a compartir contigo la alegría y el compromiso de la Buena Noticia. Es una tarea que, como a Juan Bautista, nos sobrepasa. Por eso te pedimos:
DANOS, SEÑOR, LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO
• Por una Iglesia llena de la alegría del Evangelio, que transparente, en todas sus estructuras y en su trabajo pastoral, la presencia de Jesús más que la nuestra.
• Por un cambio de estructuras en nuestro mundo y en nuestra sociedad, que alegre los corazones desgarrados, que anuncie una verdadera libertad y realice la justicia, que favorezca una cultura a la altura de la dignidad de las personas.
• Que aprendamos, día a día, el misterioso secreto de la alegría de los pueblos empobrecidos, que confían y esperan en Dios a pesar de todos sus sufrimientos y dificultades.
• Que, como colaboradores de la misión de Cristo en el mundo, comuniquemos las ganas de vivir a aquellos a quienes se les cierran tantas puertas en la vida. Que, con imaginación y sacrificio, seamos capaces de crear posibilidades nuevas donde tantos creen que no hay alternativas.
• Que sepamos dar gracias a Dios por habernos llamado a colaborar con Él en la creación de un mundo nuevo, y seamos conscientes de la responsabilidad de anunciar, en la vida de cada día, la alegría del evangelio.
Escucha, Padre, estos nuestros deseos y plegarias. Que seamos testigos, como Juan Bautista, de tu presencia en medio de nuestra cotidiana realidad.
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