03 noviembre 2014

Laudes 3 noviembre 2014

3 de noviembre de 2014, lunes de la semana XXXI del Tiempo Ordinario. Feria o San Martín de Porres, religioso. Memoria libre.
Oración de la mañana (laudes) 


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO
Llenando el mundo, el sol abre
la mañana más y más.
La luz que transcurre ahora
aún más pura volverá.
Descansa el peso del mundo
en alada suavidad,
teje la santa armonía 
del tiempo en la eternidad.


Vivir, vivir como siempre;
vivir en siempre, y amar,
traspasado por el tiempo,
las cosas es su verdad.
Una luz única fluye,
siempre esta luz fluirá
desde el aroma y el árbol
de la encendida bondad.

Todo en rotación diurna
descansa en su más allá,
espera, susurra, tiembla,
duerme y parece velar,
mientras el peso del mundo
tira del cuerpo y lo va
enterrando dulcemente
entre un después y un jamás.

Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo, que El nos da,
gloria al Espíritu Santo,
en tiempo y eternidad. Amén.

Antífona 1: Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

SALMO 83: Añoranza del templo 
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:

Cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de baluarte en baluarte
hasta ver a Dios en Sión.

Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.

Vale más un día en tus atrios 
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.

Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.

¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

Antífona 2: Venid, subamos al monte del Señor.

CÁNTICO: El monte de la casa del Señor en la cima de los montes
Al final de los días estará firme 
el monte de la casa del Señor, 
en la cima de los montes, 
encumbrado sobre las montañas. 

Hacia él confluirán los gentiles, 
caminarán pueblos numerosos. 
Dirán: "Venid, subamos al monte del Señor, 
a la casa del Dios de Jacob: 

Él nos instruirá en sus caminos, 
y marcharemos por sus sendas; 
porque de Sión saldrá la Ley, 
de Jerusalén la palabra del Señor."

Será el árbitro de las naciones, 
el juez de los pueblos numerosos. 
De las espadas forjarán arados, 
de las lanzas, podaderas. 
No alzará la espada pueblo contra pueblo, 
no se adiestrarán para la guerra. 

Casa de Jacob, ven: 
caminemos a la luz del Señor. 

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Venid, subamos al monte del Señor.

Antífona 3: Cantad al Señor, bendecid su nombre.

SALMO 95: El Señor, rey y juez del mundo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria.

Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.

Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: "el Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente".

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,

delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Cantad al Señor, bendecid su nombre.

LECTURA BREVE: (St 2,12-13)
Hablad y actuad como quienes van a ser juzgados por una ley de libertad, porque el juicio será sin misericordia para el que no practicó la misericordia. La misericordia se ríe del juicio.

RESPONSORIO BREVE
V. Bendito sea el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito sea el Señor ahora y por siempre.
V. El único que hace maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito sea el Señor ahora y por siempre.

Antífona Benedictus: Bendito sea el Señor, Dios nuestro.

CÁNTICO DE ZACARÍAS
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. 
Para concedernos que libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. 
Y a ti, niño, te llamaran Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados. 
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Bendito sea el Señor, Dios nuestro.

PRECES
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que trabajasen concordes para su gloria, y pidamos con insistencia: 
Haz que te glorifiquemos, Señor. 
Te bendecimos, Señor, creador del universo, 
—porque has conservado nuestra vida hasta el día de hoy. 
Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a comenzar nuestra labor cotidiana; 
—haz que, obrando conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra. 
Que nuestro trabajo de hoy sea provechoso para nuestros hermanos,
—y así todos juntos edifiquemos un mundo grato a tus ojos. 
A nosotros y a todos los que hoy entrarán en contacto con nosotros, 
—concédenos el gozo y la paz. 
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

PADRE NUESTRO

ORACIÓN:
Señor Dios, rey de cielos y tierra, dirige y santifica en este día nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabras y acciones, según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio, alcancemos la salvación ahora y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

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