21 marzo 2014

Recursos: Símbolos para el III Domingo de Cuaresma, 23 marzo

Sociedad de consumo. La sed se agota en cada objeto consumido y necesitamos un nuevo objeto que consumir. Esta es la base de la economía y de la sociedad. La cantidad es lo que cuenta. Ése es el “manantial” de donde –dicen- brota la felicidad. La sed más profunda de las personas queda, sin embargo, insatisfecha y se buscan otros manantia- les. Jesús le ofrece a la samaritana –y a nosotros-, una nueva oportunidad para BEBER UN AGUA DIFERENTE, para preguntarnos cuál es el manantial del que bebemos para satisfacer nuestra sed. El agua del bautismo es manantial de vida: mata la sed, sana las heridas de la vida, da fuerza interior para vivir, y resucita en apertura.

UN SÍMBOLO: Un cántaro o un botijoEn el momento de presentarlo, puede tenerse preparado un recipiente -¡la pila bautismal sería lo ideal!- para ir derramando en él el agua del botijo o del cántaro. También pueden presentarse siete cántaros a medida que se lee el poema de Casiano Floristán “Los siete cántaros”. En cada uno de ellos, como una “sinfonía del agua”, ponemos el cartel correspondiente: SENO MATERNO, LLUVIA, MAR, MANANTIAL, RÍOS, GRIFOS, AGUA BAUTISMAL. Al llegar a este último, podemos derramar su agua en la pila del bautismo o en otro recipiente, muy despacio, mientras se lee el último texto.
Hay siete cántaros en el mundo;
encierran la razón del espacio
infinito, de la tierra que poseemos;
encienden ventanas de vida.
El primer cántaro es el agua del seno materno.
Como un milagro nos da el ser.
Todos nacemos del llanto del mar.
Bendita seas, agua, dándonos la vida.
El segundo cántaro: de agua de lluvia.
Esa serena voz que nos llueve,
generosa, sobre justos e injustos,
que fecunda la tierra,
sembrándola de hermosura.
Agua blanca que guardamos con dulzura
para apagar nuestra sed.
Bendita seas, agua de justicia.
El tercer cántaro es el agua del mar,
majestuosa, casi late
su azulado rumor de vida.
Bendita sea el agua de vacaciones
y su larga mirada renaciéndonos.
El cuarto cántaro: agua de manantial,
fresca, limpia y dulce,
que llena de luz la piel entera.
Bendita sea el agua que reconforta
a los sedientos y olvidados.
El quinto cántaro: agua de los ríos.
Dios la hizo llegar desde montañas,
sembrando sus riberas de juncos y de álamos.
Aleluya de los campesinos
y de sus campos de trigo.
Bendita sea el agua de los labradores.
El sexto cántaro: agua de los grifos.
Penetra los ríos oscuros de la urbe,
se adentra en nuestros baños y cocinas
desde sus raíces ciegas
para devolvemos la alegría.
Bendita sea el agua cantarina del pueblo
que pide un justo reparto de aguas.
El séptimo cántaro: agua bautismal.
Se derrama desde el seno de Dios,
madre que nos engendra en la gracia,
nos llena de vida en la esperanza,
más cercano que nunca está Dios en esta agua.
Memoria y presencia de la luz.
Bendita es el agua viva del Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario