23 noviembre 2013

Pregón de Adviento IV Adviento

Hombre de hoy,
¿dónde has puesto tus ojos,
dónde tienes tu esperanza?

Hombre de hoy,
¿dónde tienes la meta de tu caminar?
Tienes hambre de todo y nada te sacia.
Tienes, tienes, tienes...
y tu tener no te da felicidad.
Te prometen y sigues decepcionado.

Hombre de hoy,
¡abre los ojos a lo que no esperas!
Mira, por los montes llega un hombre frágil,
sin apariencia especial.
Mezclado con los pecadores
se bautiza como uno de tantos
y nadie reconoce su don.
Sólo el Bautista confiesa:
"Soy yo el que tiene que ser bautizado,
no tú, autor del bautismo".
Este hombre frágil es el brote
que Dios ha sembrado entre los hombres
para que germine el Reino prometido.

Hombre de hoy,
escucha tu sed y tu hambre siempre insaciables
y abre tu corazón a lo nuevo.
Todo lo nuevo está dentro de Él.
No lo busques en tener,
ni lo busques en palabras que sabes que nunca se cumplen.

Hombre de hoy,
escucha tu soledad
y déjate encontrar por Aquel que viene a buscarte
en la fragilidad del silencio,
en la promesa que anuncia:
"Dios quiere al hombre. Hoy se acuerda de él".

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