25 noviembre 2013

Actividades sobre al Año Litúrgico


Foto: Tras la llegada del Adviento –comienzo del año litúrgico- el domingo 1 de diciembre de 2013, en el próximo año 2014 estas son las fechas de las principales celebraciones cristianas y litúrgicas móviles del año:

Miércoles de Ceniza (Comienzo de la Cuaresma): 5 de marzo

Domingo de Ramos (Comienzo de Semana Santa): 13 de abril
Jueves Santo: 17 de abril
Viernes Santo: 18 de abril
Domingo de Pascua: 20 de abril
II Domingo de Pascua (Día de la Divina Misericordia): 27 de abril

Jueves de la Ascensión: 29 de mayo
Domingo de la Ascensión: 1 de junio
Domingo de Pentecostés: 8 de junio
Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote: Jueves 12 de junio
Domingo de la Santísima Trinidad: 15 de junio
Jueves del Corpus Christi: 19 de junio mayo
Domingo de Corpus Christi: 22 de junio
Viernes del Sagrado Corazón de Jesús: 27 de junio

Primer Domingo de Adviento: 30 de noviembre

Las fiestas de Navidad (25 de diciembre),
 Epifanía del Señor (6 de enero), 
Transfiguración del Señor (6 de agosto) y Exaltación de la Santa Cruz 
(14 de septiembre) tienen fecha fija, al igual que las principales fiestas de la Virgen María: Inmaculada Concepción (8 de diciembre),
 Natividad de María (8 de septiembre), 
Maternidad Divina (1 de enero) y Asunción a los Cielos (15 de agosto). 
También es fija la solemnidad litúrgica de la Encarnación y Anunciación (25 de marzo), como acontece con todo el Santoral o fiestas de los santos.

 Síntesis esencial del Calendario Litúrgico Año 2014:

Miércoles de ceniza: 5 de marzo
Domingo de Ramos: 13 de abril
Domingo de Pascua: 20 de abril
Domingo de la Ascensión: 1 de junio
Domingo de Pentecostés: 8 de junio
Domingo de la Santísima Trinidad: 15 de junio
Domingo del Corpus Christi: 22 de junio
Primer domingo de Adviento: 30 de noviembre









Foto: CON LA SOLEMNIDAD DE CRISTO REY FINALIZA EL AÑO LITÚRGICO

El Año Litúrgico es la celebración - actualización del misterio de Cristo en el Tiempo; es decir, la celebración y actualización de las etapas más importantes del desarrollo del plan de salvación de Dios para el hombre. 

Es un camino de fe que nos mete progresivamente en el misterio de la salvación; que los cristianos recorremos para realizar en nosotros este plan divino de amor que apunta a que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad (1 Tm 2,4). Quien ha estudiado la historia de salvación, comprenderá la importancia del Año Litúrgico en su caminar hacia el Padre. 

El eje sobre el cual se mueve el Año Litúrgico es la Pascua. Por lo tanto la principal finalidad consiste en acompañar gradualmente al hombre hacia una conformación auténtica de Cristo, muerto y resucitado.

El Año Litúrgico no puede ser un calendario de fechas que se recuerdan con cierta solemnidad, sino un camino de fe; camino que se ha de recorren como en "espiral", creciendo en la fe cada año, con cada acontecimiento celebrado; creciendo en el amor a Dios y a los hermanos; creciendo en seguir y parecerse cada vez más a Cristo hasta llegar a configurarse con Él, -el hombre perfecto-.

Tiempos fuertes: Este itinerario de fe, que acompaña en forma progresiva al cristiano hacia la vivencia auténtica de Cristo, tiene varias etapas:

1. Una preparación en el Adviento, como tiempo de despertar en la fe en vista del encuentro con el Señor.

2. Una aceptación de Jesús Salvador en la Navidad y mayor conocimiento de Él, mediante el estudio y la meditación.

3. Una purificación personal durante la Cuaresma para llegar a la vivencia pascual de Cristo Muerto y Resucitado.

El vértice de todo es la Pascua, con el gran triduo de la Vigilia Pascual, que mete al hombre en el misterio principal de nuestra Redención: la Resurrección de Jesús.

La celebración de la Pascua dura cincuenta días, precedida por cuarenta días de preparación, -cuaresma- terminando con la efusión del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés.

Estos son los llamados "tiempos fuertes" del Año Litúrgico. Además hay otras treinta y cuatro semanas que constituyen el llamado Tiempo Ordinario o Común. En este tiempo no se celebra ningún aspecto concreto del misterio de Cristo, sino que se procura profundizar el sentido del conjunto de la Historia de Salvación, sobre todo a través de una contemplación continua y fundamentalmente cronológica del mensaje bíblico vivido en su desarrollo progresivo.


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