18 septiembre 2012

Recursos para trabajar la Biblia

Última sugerencia que os ofrecemos en el día de hoy para trabajar la Biblia de la Editorial san Pablo.com

Ya sea por desconocimiento, dificultad, prejuicios, falta de interés, vergüenza u otros motivos, la realidad es que a nuestros adolescentes y jóvenes les cuesta mucho acercarse a la Sagrada Escritura. Esto nos debe llevar a replantearnos periódicamente las formas, los medios creativos que empleamos y los ejemplos con los que solemos invitarlos y motivarlos a que frecuenten la Palabra de Dios.
 
En esta línea, recuerdo que a mediados de la década del ´90, las biblistas Gloria Ladislao y Edith Muradian, escribieron un libro muy interesante para quienes trabajábamos en la animación de grupos de adolescentes y jóvenes. En dicha publicación, titulada “La Biblia y los adolescentes” (SAN PABLO), las autoras ofrecían, además de su visión sobre la situación de los adolescentes en relación a la Biblia y diversos fundamentos para el trabajo bíblico con estos jóvenes, sugerencias teórico-prácticas de considerable valor para apreciar y trabajar en comunidad. Hoy veremos entonces una adaptación sintetizada de una de las dinámicas propuestas en dicho libro, la cual nos puede ser de gran ayuda para despertar nuestra creatividad y ponerla en practica en nuestros grupos, sean éstos de jóvenes y porque no, de adultos también. La misma tiene por fin introducirnos al Nuevo Testamento y descubrir diversas facetas del rostro de Jesús mientras se destacan las distintas características de los autores más significativos de los libros que componen la Nueva Alianza:
 
1) Introducción:
Se invita a los integrantes del grupo a traer a la reunión diversas imágenes de Jesús (estampas, fotos, recortes, etc) las cuales se expondrán al inicio de la jornada a modo de muestra o exposición. Cada integrante podrá elegir una o más imágenes que representen su concepto acerca de Jesús. Luego se agrupan aquellos que han elegido la misma imagen, creándose ahora otros subgrupos o parejas afines a una misma imagen. Una vez que estos grupos se han reunido a partir de este criterio, deben contestar la pregunta: ¿Quién es Jesucristo para mí? La respuesta puede ser respondida en el estilo literario que cada grupo desee (ensayo, poesía, epístola, frase, etc.) para luego, comparar si coincide la imagen de Jesús elegida anteriormente con la reciente definición escrita. Finalmente, se comparten los resultados en un plenario general.
 
2) Primera conclusión:
Las primeras conclusiones que podemos sacar nos plantean que es imposible definir en apenas unas pocas palabras quien es y qué hizo Jesús, pero al menos podemos delinear algunas características primordiales de su persona, dando mayor relevancia a algunos aspectos más sobresalientes que otros.
 
3) Segunda conclusión:
Del mismo modo que nos sucedió a nosotros, a los primeros cristianos les debe haber sucedido lo mismo a la hora de tener que elegir una imagen o un mensaje representativo de Jesús. El Espíritu Santo nos permite remontarnos en el tiempo y compartir entonces con aquellos primeros cristianos los textos en los que ellos transmiten su testimonio y retrato de Jesús: los textos del Nuevo Testamento. Recordemos que éstos no se escribieron ni todos al mismo tiempo ni en el mismo lugar e incluso, ni siquiera contemporáneamente a Jesús. Sino que estos surgieron bastantes años después, a la luz de lo que estos primeros cristianos iban reflexionando sobre la persona, las palabras y enseñanzas de Cristo. Así, unidos en la fe, fueron practicando dichas enseñanzas, las cuales a lo largo del tiempo se han ido extendiendo a todo el mundo a través de las iglesias primitivas, según sus formas y medios de expresión.
 
4) Analizando los diversos textos bíblicos
Volviendo a reunirnos en subgrupos, se reparten las siguientes citas para ser analizadas, a partir de las siguientes preguntas motivadoras:
-¿Qué rasgos, aspectos, características, etc. se repiten en estas citas?
-¿Qué aspectos de Jesús quiere resaltar el autor?
 
Las citas son:
Mc 8, 27-30 / Mc 10, 32-34 / Mc 15, 16-20
Mt 5, 17-19 / Mt 5, 43-45 / Mt 12, 1-8
Lc 4, 16-21 / Lc 7, 36-50 / Lc 15, 1-7
Jn 11, 23-27 / Jn 15, 1-5 / Jn 6, 46-51
Apoc. 1, 12-16 / Apoc. 22, 12-14 / Apoc. 5, 12
Rom 6, 8-11 / Rom. 8, 1-4 / Gal. 5, 1
 
Después de haber leídos las citas y responder las consignas, cada grupo deberá mostrar a través de un retrato, dibujo, foto, etc. una imagen que represente el rostro de Jesús que el autor de esas citas quiso reflejar. En plenario, todos los grupos muestran su imagen y explican los rasgos de Cristo que descubrieron en esas lecturas.
 
5) Reflexión posterior
Compartir entre todos que, a la luz de la Pascua y de Pentecostés, estos primeros cristianos empiezan a comprender mejor a Jesús, su persona y su plan de salvación, meditando lo que en el Antiguo Testamento se profetizaba acerca de su persona. Esta primeras comunidades se verán fortalecidas al entender, celebrar y anunciar esta Buena Noticia, tal como nos lo cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles a lo largo de sus páginas.
 
Esto mismo se verá reflejado en la dinámica anterior, ya que todos los autores del Nuevo Testamento coinciden en este punto esencial: Jesucristo, muerto y resucitado, según las escrituras, es nuestro Salvador.
 
Esta breve formulación, llamada Kerygma (anuncio) irá acompañada de aquellos datos, formas, testimonios, etc. que cada autor entendió que iban a representar finalmente la mejor imagen o pintura de y sobre Jesús para su lectores más  inmediatos.
 
Aquí, las autoras proponen profundizar y  complementar la reflexión señalando algunas característica esenciales de cada uno de los autores y libros de las citas leídas (quien era ese autor, cuando escribió ese libro, cómo lo hizo, etc., elementos que se encuentran por ejemplo, en las introducciones a cada libro que las Biblias pastorales suelen ofrecer. Resumiendo, las citas que pertenecen a Pablo, muestran un rostro de Jesús liberador, las de Marcos, un Jesús sufriente, las de Lucas, un Jesús misericordioso, las de Juan, un Jesús que da la vida, y las del Apocalipsis, un Jesús victorioso).
 
6) ¿Qué es un evangelio?
A esta altura, podemos tratar de definirlo todos juntos, recordando que los primeros cristianos denominaban “Buena Noticia” a este mensaje, el cual nunca fue entendido como una biografía, historia o género similar sobre Jesús, sino precisamente, una Buena Noticia, un testimonio de fe y un anuncio de salvación.
 
Para complementar estos conceptos, se pueden mencionar y reflexionar algunas de estas citas: Rom. 1, 16; Gál. 1, 11-12; Mt. 11, 2-6; Hech. 10, 34-36; Apoc. 14, 6; Lc. 4, 43; Mc. 8, 35.
 
7) Revisar nuestra vida
A la luz de lo que hemos reflexionado, el final de la dinámica nos permite analizar y preguntarnos ¿en qué medida las actividades e iniciativas formativas y pastorales de nuestro grupo, en estos últimos tiempos, han sido buenas noticias dignas de ser contadas y transmitidas a otros? También reflexionar si, en los acontecimientos cotidianos de nuestra vida personal y comunitaria, percibimos el rostro y la presencia de Jesús. Por último, evaluar qué estamos haciendo y que deberíamos hacer para seguir anunciando la Buena Nueva de Jesús a nuestros hermanos, en especial, aquellos que no lo conocen.
 
Finalizar el trabajo con una oración espontánea o un canto acorde a lo vivido.
 
Bibliografía sugerida:
Algunos títulos más sobre temática bíblica para tener en cuenta:
 
-Qué es un evangelio, Mons. Luis Rivas, Editorial Claretiana
-Seguir a Jesús en los evangelios, Carlos Mesters y equipo, Editorial Dabar
-Atlas Bíblico, Santirian y equipo, SAN PABLO España
 
¿Qué opiniones les merece esta propuesta de trabajo? ¿Han tenido experiencias similares? ¿De que manera estamos transmitiendo la Palabra de Dios? ¿Cómo ser más creativos en este punto? Espero sus comentarios y experiencias, las cuales seguramente enriquecerán la reflexión de toda la comunidad.