05 enero 2011

Jesús es de todos


Epifanía del Señor (Mt 2, 1-12) - Ciclo A

El evangelio de Mateo se escribe para cristianos procedentes del judaísmo, de ambiente más bien fariseo, cumplidor de la Ley, y que su propósito fundamental es presentar a Jesús como cumplimiento de las Escrituras, como el Mesías, el que había de venir, el que anunciaron los profetas.

En este contexto, los relatos de la infancia de Jesús, aunque cuenten sucesos, tienen sobre todo valor por su significado. Presentando a los sabios de oriente que acuden a adorar al Niño, Mateo conecta la figura de Jesús con el Mesías, el Cristo anunciado, luz de las naciones, como cumplimiento de las profecías antiguas, en las que Jerusalén se presentaba como la Ciudad definitiva a la que acudían las naciones.

Se trata, por tanto, de un relato del que importa más que nada su sentido simbólico: Jesús es la presencia definitiva, el que ha de venir, el que esperan todos los pueblos.

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