18 octubre 2015

La Iglesia no es una ONG

Hoy, día del Domund, es la jornada misionera mundial más importante del año. ¿Temas vivos?. Por un lado en el trabajo misionero se ha impuesto el talante dialogante, por otro parece que se ha enfriado algunos grados el espíritu misionero. Por fin, tenían razón quienes hace ya algunos años, cuando alguien manifestaba sus deseos de ir a misiones, comentaban: “bastantes misiones tenemos aquí”. Respecto a lo último, si nos fijamos en la cantidad, en lo externo (porque de lo interno es más difícil juzgar), en lo que nos dicen las encuestas, no hay tanta diferencia entre la realidad religiosa de Brasil, del Congo o de Italia. Por ejemplo, ¿qué proporción de la población va a misa?, ¿cuántos se casan por la Iglesia?, ¿qué idea tienen de Jesús?… Por ello el Papa invita ardientemente a que la Iglesia se ponga “en salida”, es decir, en actitud abierta, en movimiento. 
Recordemos la salida, la arrancada de los Formula 1. El actual Papa, al principio de su pontificado, repitió varias veces que la Iglesia no es una ONG. No es que las minusvalorara. Simplemente son otra cosa. En el pasado mes de junio el Papa advertía: ”estad atentos para no caer en al tentación de convertiros en una ONG, una oficina de distribución de subsidios ordinarios y extraordinarios. El dinero ayuda -¡ya lo sabemos!- pero puede convertirse también en la ruina de la misión”

El cooperante, el miembro de la ONG es un ciudadano ejemplar. Diríamos que es el fruto de una ciudadanía responsable, bien entendida. En cambio, el misionero es la consecuencia de su seguimiento a Jesús. Quien sigue a Jesús se convierte necesariamente en misioneroEntre las exigencias de Jesús y las de la ciudadanía son más fuertes las llamadas del Maestro. El lema de este año “Misioneros de la misericordia” nos prepara para el año de la Misericordia,convocado por el Papa y que se desarrollará en toda la Iglesia, del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre del 2016.
La palabra misericordia termina en “cordia” que alude al corazón. Lo cual quiere expresar que el misionero debe caracterizarse por la misericordia, por el corazón, por el amor.
Por eso, el Papa Francisco en su encíclica pastoral “Gaudium evangeli” invita a recuperar el entusiasmo, el espíritu misionero. Apunta que el misionero debe descender a las periferias, a los ambientes difíciles, debe atender a los pobres, a los pequeños, a los enfermos, a los despreciados, a los olvidados. El misionero debe “oler a oveja” y debe acoger el mandato de Cristo: “Id y haced discípulos de todas las naciones; bautizándoles y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado”. Hay que pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral abiertamente misionera. Para el Papa la actividad misionera sigue siendo hoy el mayor y primer desafío para la Iglesia. “Prefiere una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de agarrarse a las seguridades”.
La frase de Jesús: “La mies es mucha y los operarios pocos” sigue siendo verdad. Los 150.000 misioneros/as, repartidos por todas las zonas de misión, tienen que ser respaldados por todos los cristianos coherentes con su fe. El sol de la justicia y de la misericordia tiene que eliminar muchas sombras.
Josetxu Caribe

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