08 octubre 2015

Domingo 11 octubre: Misa para jóvenes



Domingo 28° durante el año – 11 de octubre de 2015


1- Entrada:

En la Misa de hoy Jesús quiere tener un diálogo personal con cada uno de nosotros. Quiere mirarnos a los ojos, escuchar nuestras inquietudes y proponernos que lo sigamos de corazón. ¿Nos atrevemos? Dispongámonos cantando.

2- Liturgia de la Palabra:

¿Qué es más importante la sabiduría y el amor que vienen de Dios y duran para siempre o los bienes materiales que se acaban en un rato? Escuchemos la Palabra con atención y pensemos qué queremos elegir.


3- Oración de los fieles:

Porque no queremos irnos entristecidos como el hombre del Evangelio, le pedimos al Señor que nos de la gracia de seguirlo como Él quiera. Digamos juntos: Señor, que te sigamos de corazón.

-          Por la Iglesia en el día del Papa San Juan XXIII, para que como él, se deje iluminar siempre por el Espíritu Santo y se renueve a la luz de la Palabra y de los signos de los tiempos.
-          Por el Sínodo de la Familia, para que afronte con coraje los temas que preocupan a las familias y encuentre con sabiduría respuestas pastorales.

-          Por todos los cristianos, para que pasemos de discípulos a misioneros, anunciando en todos nuestros ambientes la Buena Nueva de Jesús.
-          Por nuestra patria, para que respetando siempre la diversidad cultural, logremos hermanarnos, construyendo un país mejor para todos.
-          Por los que acumulan riquezas y poder, para que recapaciten y procuren contribuir a una sociedad más justa y equitativa donde todos puedan vivir con dignidad.

4- Ofrendas:

Todos los bienes los recibimos de Dios. Por eso, agradecidos, presentamos el pan y el vino para la Eucaristía y nuestra ofrenda para sostener la Iglesia y ayudar a los que menos tienen. Cantamos juntos.

5- Comunión:

Al acercarnos a Jesús en la Comunión preguntémosle qué debemos hacer. Él nos hablará al corazón. ¡No tengamos miedo! Acompañamos este momento de encuentro, cantando.

6- Despedida:

Volvamos a casa seguros de las promesas de Dios. Si nos atrevemos a vivir nuestra vida por Él, nos devolverá el ciento por uno más la Vida eterna. ¡Nos despedimos cantando con alegría!
 


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