02 diciembre 2012

I Domingo de Adviento


DOMINGO I DE ADVIENTO: ORACIÓN DE LA MAÑANA
“Ya es hora de espabilarse, porque ahora nuestra salvación está más cerca, que cuando comenzamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima. Dejemos las actividades de las tinieblas, y pertrechémonos con las armas de la luz”. Rm 13, 11.
Siempre es la hora de Dios, y nuestra hora. Somos los centinelas en espera permanente, ante esa hora que siempre está ahí. Es la hora de un Dios Salvador, que viene a nuestro encuentro. Es la hora de la luz, la hora del día, que no conoce el ocaso. Luz y día, incompatibles con las tinieblas. Toda nuestra vida tiene que brillar con las obras de los hijos de la luz, de los hijos del día.
Celebrar el Adviento, es actualizar, es vivir esa hora iluminada por esta luz que nos hace resplandecer con la misma claridad de Dios. “Pertrechémonos, pues, con las armas de la luz” y vayamos a nuestra vida, con espíritu de lucha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario