"En
la Sagrada Escritura, la expresión "cielo y tierra" significa: todo lo
que existe, la creación entera. Indica también el vínculo que, en el
interior de la creación, a la vez une y distingue cielo y tierra: "La
tierra", es el mundo de los hombres. "El cielo" o "los cielos" pueden
designar el firmamento pero también el "lugar" propio de Dios: "nuestro
Padre que está en los cielos" y por consiguiente también el "cielo", que
es la gloria escatológica. Finalmente, la palabra "cielo" indica el
"lugar" de las criaturas espirituales -los ángeles- que rodean a Dios".
(Art. 326 CIC)
La
existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada
Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. Los ángeles
son criaturas espirituales que glorifican a Dios sin cesar, rodean a
Cristo, su Señor y le sirven. Desde su comienzo hasta la muerte, la vida
humana están rodeada de su custodia y de su intercesión.
En
el mundo visible, "la tierra", Dios quiso la diversidad de sus
criaturas y la bondad peculiar de cada una, su interdependencia y su
orden. Destinó todas las criaturas materiales al bien del género humano.
"Respetar las leyes inscritas en la creación y las relaciones que
derivan de la naturaleza de las cosas es un principio de sabiduría y un
fundamento de la moral". (Art. 354 CIC)
Fuente: Alforjas de Pastoral